martes, 15 de marzo de 2016

El país y las realidades.
Por: Odoardo León-Ponte.
El país ha caído en un estado de insolvencia cuya verdadera realidad se conocerá una vez que salgamos de este nefasto régimen. Pero como dicen que las “oportunidades las pintan calvas” ésta se nos presenta por la necesidad imperativa de cambiar todos nuestros paradigmas de ”estatización” desarrollados a lo largo del período comprendido entre 1945 y esta fecha, en el entendido que ya no tenemos marcha atrás, debido a que nuestra insolvencia  no es solo financiera sino en recursos humanos y mentalidad: hay que pensar con apertura mental.

¿En qué consiste y a que se debe nuestra realidad? Todas las empresas del estado están quebradas o muy cerca de ello, tanto las estatizadas en 1976 como las que han sufrido el mismo trauma desde entonces. Esa estatización es producto de la filosofía izquierdista “vendida como válida” al país de que el gobierno (y no el estado) debe sea propietario de las mal llamadas “empresas básicas”. A esto debemos agregar las acciones castrantes y causantes de insolvencia tomadas por el Chavismo desde 1999, además de su indolente política de desatender al necesario crecimiento del país y al mantenimiento y actualización del parque físico durante ese período y el inmediatamente anterior que ya significa diez y seis años del Chavismo y los años de Caldera 2: casi una generación. Y hay que agregarle el destrozo causado al sector privado a través de todas las “alcabalas” establecidas para controlar totalmente la actividad económica y política en el país al estilo cubano. Lo que se decía que no iba a pasar, pasó y ahora estamos aceleradamente llegando una realidad asimilada a la cubana.

Pero nuestra realidad y su consecuente necesidad y la oportunidad que se nos presenta coincidentalmente, hacen que el momento sea propicio para un cambio radical de nuestro enfoque: ya hemos visto que no tenemos ni los recursos financieros ni la gente para un cambio basado en fundamentos de “estatismo” con los consecuentes pecados y realidades del pasado y que nuestras ideas de antes y de ahora, no han servido ni sirven para lograr el progreso que la gente demanda (recordemos el “mea culpa”). Y nuestra verdadera opción está en poder atraer a la inversión privada, nacional y extranjera, para que podamos salir del hoyo en que hemos caído. Parecería conveniente empezar a hablar y a aplicar los conceptos de apertura económica para poder nivelar las irregularidades que tenemos y lograr como resultado a una realidad en la que existan relaciones normales entre los costos de los productos, los servicios y el ingreso: entre el costo de los servicios y su precio, entre el costo de los productos y su precio.

Si usamos el dólar paralelo como ejemplo (y también si usamos otra referencia similar) encontraremos que es imposible seguir cobrando lo que cobramos por un paquete de harina pan, por un KW de electricidad, por una hamburguesa, por el pasaje en el metro: no soportan una comparación. ¡Ah! ¿Pero y el salario? Precisamente: es en esa comparación en la que nos daremos cuenta de que en  nuestra estructura  relativa al salario vs los precios hay un desarreglo mayúsculo que seguimos tratando de tapar con paños calientes que lo que hacen es incrementar el desarreglo. Seguimos pensando en subsidios (la ayuda a los jubilados para medicinas y comida: ¿y por qué no se aumenta la pensión en vez de ir al régimen de subsidios?)  ¡Buena pregunta! Más de lo mismo. Los caminos del pasado y de este presente han estado llenos de buenas intenciones. ¿Y cuáles han sido los resultados? ¿Y cuáles serán las nuevas acciones para lograr buenos resultados?
Caracas, Marzo de 2016.
odoardolp.blogspot.com
@oleopon


martes, 1 de marzo de 2016

¿Con que y con quiénes? Petróleo.
Por: Odoardo León-Ponte.
Partamos de la premisa de que hablamos de una empresa petrolera bien manejada.
Pdvsa y el país adolecen de fallas vitales en cuanto al manejo del petróleo: no tienen ni tendrán los fondos, ni el personal,  ni los conocimientos para manejar la operación. Esta es la realidad querámosla o no. Sobre la insuficiencia de los fondos no hay duda. Sobre el personal y los conocimientos solo tenemos que comparar la producción propia de 3 millones de barriles diarios en 1999 y la actual de alrededor de 1,3 millones de barriles, resultado de fallas en la tecnología y en la capacidad y los conocimientos del personal; es una reducción de 1,7 millones de barriles diarios, en gran parte debida a la decapitación de Pdvsa a la cual debemos agregar la reducción y las fallas mayores y recurrentes en refinación de crudos para el suministro de productos para la exportación, para el mercado interno y para los insumos de la industria “aguas abajo” de la refinación de petróleo. Por otro lado, la situación financiera de Pdvsa es por decirlo de alguna manera, caótica. Hablemos del personal, que no hay dudas sobre la parte financiera y operativa.

Han transcurrido 15 años del siglo XXI: media generación. En el tiempo se ha castrado la fuerza-hombre de Pdvsa al decapitarla primero y al eliminar en el tiempo los conceptos exitosos de la meritocracia de antaño para el progreso dentro de ella y su sustitución por conceptos de afinidad y de inconveniencia de la capacidad para el ejercicio de funciones en la empresa. Recordemos por otra parte que la edad de jubilación en este país es de 60 años y que para llegar a las posiciones más altas en una industria bien manejada hay que esperar entre 20 y 25 años. Quienes a principios de este siglo tenían 45 años ahora tienen 60. Los que tenían 30 tiene 45. Los que han ingresado en este siglo no fueron sometidos al debido proceso de selección previa a su empleo ni han tenido escuela de buen comportamiento ni formación para mejorar y desarrollar sus conocimientos. Los de alto nivel de otros tiempos que pudieran incorporarse a los cuadros más altos en una Pdvsa eficiente de ahora ya estarían en edad de jubilación o en todo caso fuera de “training” para intensas jornadas de trabajo de 10 o 12 horas diarias. Otros que pudieran ser candidatos para incorporarse tendrían que dejar 15 años de esfuerzo y nuevas posiciones logradas con excelente remuneración y de modo de vida con arraigo de sus hijos a otras culturas y en muchos casos con posicionamientos social y económico en países con condiciones de seguridad personal y calidad de vida. Habría que determinar quiénes de los actuales trabajadores de Pdvsa (si es que hay alguno) sirven para algo y para qué. Un nuevo cuadro de alta gerencia (si es que se consiguen suficientes y que responsablemente quieran encargarse para lograr una nueva Pdvsa eficiente), tendría que abocarse primero que nada a una profunda auditoría de todos los procesos y sistemas técnicos, financieros y de recursos humanos antes de aceptar las responsabilidades de manejar esa “caja negra” llena de podredumbre en la cual habría que empezar de cero. Todas estas breves observaciones nos deben llevar a concluir que el régimen bajo el cual hemos estado en lo que va de este siglo se ha hecho todo lo necesario para acabar con una actividad petrolera manejas por acción directa de una empresa del gobierno que en un tiempo tuvo futuro a pesar de las equivocaciones de los gobernantes de turno. Este  caos sin solución dentro de los parámetros normales de antaño, en este caso puede ser la base de un giro favorable para el país, ya que sin querer, con apenas una pequeña enmienda a la Ley Orgánica de Hidrocarburos se puede recuperar la actividad sin que haya que “privatizar” la industria. Solo habrá que hacer lo necesario para resolver el crucigrama pasando el manejo de la las instalaciones a manos privadas pero reteniendo como siempre  su propiedad. Si no lo hacemos ahora mañana ya será tarde para lograr el gran país con el que eternamente hemos soñado, pero sin éxito.
Caracas, Marzo de 2016.

odoardolp@gmail.com odoardolp.blogspot.com @oleopon