Y nosotros ¿qué
pensamos y sentimos?
Por: Odoardo León-Ponte.
Haberle dedicado toda la vida útil de trabajo productivo
a la actividad petrolera tiene un inmenso significado para quienes así lo
hicimos. Por una parte fuimos partícipes en y contribuimos a forjar la
industria sobre la cual se basó por muchos años el crecimiento del país, que
los políticos de turno no permitieron en su potencialidad bajo la excusa de que
trabajaban en beneficio del país, “combatiendo” durante la mayor parte de ese
período las “malas intenciones de las multinacionales” y, posteriormente a la
estatización, derivando el curso de Pdvsa hacia el mantenimiento de las
distintas causas políticas que han terminado en este ir y venir sin pies ni
cabezas que ahora nos desgobierna. Quienes estuvimos en las multinacionales en
búsqueda de una responsabilidad del tamaño de la industria y de una carrera
como la que se ofrecía en esa época, lo hicimos con la convicción de que era
una manera de contribuir al desarrollo verdadero del país y a la satisfacción
de los objetivos personales. Luego, al momento de la estatización de la
actividad y habiendo participado en forma inédita y cuasi épica, formalmente y
sin éxito, a través de la actividad que inició y desarrolló Agropet, nos
cambiamos la camiseta por la del equipo
que heredó la capacidad instalada gerencial, técnica y de recursos humanos que
se había desarrollado durante los sesenta años de actividad bajo la inversión
extranjera. Pero la orientación política de nuestros gobernantes, rápidamente
comenzó a formular los cambios para que la actividad se conformara a los
parámetros de comportamiento del resto del aparato gubernamental y llegara, eventualmente,
a lo que es ahora: insostenible, insuficiente e inoperante.
Nosotros estuvimos acostumbrados en la etapa pre
estatización a que el objetivo era lograr, a través de las mejores prácticas,
que el éxito de la empresa misma se reflejara en sus resultados y por ende en
la producción de ingresos para el estado: todo a pesar de los esfuerzos hechos
por esos gobernantes para que el éxito de las empresas no se tradujera en máximo
ingreso para el estado al impedirle que desarrollaran las bases para su subsistencia
a futuro. Más bien se ocupaban de hacerle la vida lo más difícil posible,
comenzando por cercenarles el futuro con la política de “no más concesiones”. A pesar de esa actitud, las empresas y
nosotros seguimos haciendo el esfuerzo necesario en situación inconveniente y
logrando llegar al record de nivel de producción del país. Una cosa con la
otra, se llevó a cabo la estatización basándose en la aparente razón política
de “interés” nacional. Comenzaba así la etapa de la actividad en manos del estado
y de la dicotomía de tener que decidir entre usar los fondos para desarrollar
la industria o para la función política del estado. Y triunfó, paulatinamente, el
uso de los fondos en función política y se abrió el campo de nuevo a la
inversión privada en la industria, a través de las empresas mixtas al aceptarse
que el estado no tenía la capacidad financiera ni técnica para desarrollarla y
a la vez generar los ingresos requeridos en función política. Pero se había
abierto el camino para “disponer” de la actividad petrolera con fines
políticos: el uso de la capacidad financiera y de otra índole de Pdvsa en
función política. Ese camino se inició con el paso de las reservas en dólares de
Pdvsa al erario público en la época de Luis Herrera y se prostituyó con el ”millardito” inicial del gobierno actual (anteriormente
solicitado a Pdvsa y negado por ella a otro gobierno de turno). Se habían
abierto de par en par las puertas para
la corrupción generalizada, no solo financiera, que hoy conocemos.
¿Cómo cree el lector que podemos sentirnos quienes
contribuimos a forjar la empresa que se incorporó al ranking mundial y que hoy es
causa de lástima en su acción y sus resultados? ¿Y cómo se siente el pobre al
ver el resultado de su acción electoral? ¿Y cómo se sienten los políticos? Los
dos primeros ya lo hemos expresado. ¿Y los demás? Apenas ahora se inicia el
“mea culpas”. Caracas, Noviembre de 2016. odoardolp@gmail.com odoardolp.blogspot.com @oleopon
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