jueves, 24 de noviembre de 2016

Y nosotros ¿qué pensamos y sentimos?
Por: Odoardo León-Ponte.
Haberle dedicado toda la vida útil de trabajo productivo a la actividad petrolera tiene un inmenso significado para quienes así lo hicimos. Por una parte fuimos partícipes en y contribuimos a forjar la industria sobre la cual se basó por muchos años el crecimiento del país, que los políticos de turno no permitieron en su potencialidad bajo la excusa de que trabajaban en beneficio del país, “combatiendo” durante la mayor parte de ese período las “malas intenciones de las multinacionales” y, posteriormente a la estatización, derivando el curso de Pdvsa hacia el mantenimiento de las distintas causas políticas que han terminado en este ir y venir sin pies ni cabezas que ahora nos desgobierna. Quienes estuvimos en las multinacionales en búsqueda de una responsabilidad del tamaño de la industria y de una carrera como la que se ofrecía en esa época, lo hicimos con la convicción de que era una manera de contribuir al desarrollo verdadero del país y a la satisfacción de los objetivos personales. Luego, al momento de la estatización de la actividad y habiendo participado en forma inédita y cuasi épica, formalmente y sin éxito, a través de la actividad que inició y desarrolló Agropet, nos cambiamos la camiseta por  la del equipo que heredó la capacidad instalada gerencial, técnica y de recursos humanos que se había desarrollado durante los sesenta años de actividad bajo la inversión extranjera. Pero la orientación política de nuestros gobernantes, rápidamente comenzó a formular los cambios para que la actividad se conformara a los parámetros de comportamiento del resto del aparato gubernamental y llegara, eventualmente, a lo que es ahora: insostenible, insuficiente e inoperante.

Nosotros estuvimos acostumbrados en la etapa pre estatización a que el objetivo era lograr, a través de las mejores prácticas, que el éxito de la empresa misma se reflejara en sus resultados y por ende en la producción de ingresos para el estado: todo a pesar de los esfuerzos hechos por esos gobernantes para que el éxito de las empresas no se tradujera en máximo ingreso para el estado al impedirle que desarrollaran las bases para su subsistencia a futuro. Más bien se ocupaban de hacerle la vida lo más difícil posible, comenzando por cercenarles el futuro con la política de “no más concesiones”.  A pesar de esa actitud, las empresas y nosotros seguimos haciendo el esfuerzo necesario en situación inconveniente y logrando llegar al record de nivel de producción del país. Una cosa con la otra, se llevó a cabo la estatización basándose en la aparente razón política de “interés” nacional. Comenzaba así la etapa de la actividad en manos del estado y de la dicotomía de tener que decidir entre usar los fondos para desarrollar la industria o para la función política del estado. Y triunfó, paulatinamente, el uso de los fondos en función política y se abrió el campo de nuevo a la inversión privada en la industria, a través de las empresas mixtas al aceptarse que el estado no tenía la capacidad financiera ni técnica para desarrollarla y a la vez generar los ingresos requeridos en función política. Pero se había abierto el camino para “disponer” de la actividad petrolera con fines políticos: el uso de la capacidad financiera y de otra índole de Pdvsa en función política. Ese camino se inició con el paso de las reservas en dólares de Pdvsa al erario público en la época de Luis Herrera y se prostituyó  con el  ”millardito” inicial del gobierno actual (anteriormente solicitado a Pdvsa y negado por ella a otro gobierno de turno). Se habían abierto de par en par las puertas  para la corrupción generalizada, no solo financiera, que hoy conocemos.

¿Cómo cree el lector que podemos sentirnos quienes contribuimos a forjar la empresa que se incorporó al ranking mundial y que hoy es causa de lástima en su acción y sus resultados? ¿Y cómo se siente el pobre al ver el resultado de su acción electoral? ¿Y cómo se sienten los políticos? Los dos primeros ya lo hemos expresado. ¿Y los demás? Apenas ahora se inicia el “mea culpas”. Caracas, Noviembre de 2016. odoardolp@gmail.com odoardolp.blogspot.com @oleopon



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