España-Venezuela 1961-2015.
Por: Odoardo León-Ponte.
La primera vez que visité
Madrid fue en 1961. País con dictadura con la peseta a 14 por bolívar. Un taxi de
viejo modelo cobraba una peseta extra por decreto del ayuntamiento. Muchos apartamentos
no tenían aire acondicionado, y las neveras eran un closet con tela metálica
que era enfriado por el frío exterior en invierno. En general no había duchas
en los baños. La comida baratísima. Los españoles de todas las latitudes
emigraban a Venezuela en busca de mejores vientos y remitían sus ahorros para
mantener a sus parientes dejados en esas tierras mientras lograban progresar para
traerlos. En el tiempo se fueron asentando aquí y sus familias crecieron hasta
llegar a varias generaciones. Muchas cosas han cambiado a favor de España y en
contra nuestra.
La peseta ya no existe;
ahora es el euro cuyo valor ya pasó de los 900 bolívares por unidad. España es
miembro de la Unión Europea de modo que los españoles ahora son ciudadanos de
esa comunidad y no solo españoles. España tiene una extraordinaria red de
carreteras que da gusto al igual que una red impresionante de trenes,
incluyendo los rápidos y una red de vuelos comerciales a cualquier parte del
país y del exterior con modernas y amplias facilidades; los mejores
restaurantes del mundo, algunos hasta sin menú pues solamente ofrecen lo que
les llegó ese mismo día. Teatro de alta factura, exposiciones de arte, los
mejores museos, parques extraordinarios, Cique du Soleil, toros, el mejor fútbol
del mundo y seguridad personal las 24 horas del día. Los productos de todo el
mundo incluyendo los propios como el jabugo, los mejores vegetales, las mejores
carnes y eso sin límite para el cliente y sin hacer colas; ropa de diseño de última
moda tanto de hombres como para mujeres, hospitales públicos y privados para
todos con el más alto nivel de calidad y debidamente equipados, al igual que en
el caso de la educación; todas las marcas de vehículos. Se mantiene la tipicidad
regional en el área religiosa, culinaria y costumbrista. Una pensión de
jubilación permite vivir modestamente. Reciben 47 millones de turistas. Pare de
contar.
Aquí: el bolívar solo existe
para nosotros: nadie lo quiere, y nosotros mismos tampoco lo queremos: tampoco
alcanza para nada. Cada día producimos menos de lo que antes producíamos y
tenemos menos dinero para importar lo que necesitamos para producir lo que ya
no producimos. Tampoco tenemos para importar lo que necesitamos para producir lo
que antes producíamos ni lo que no producimos. Los servicios insuficientes;
educación, sanidad y seguridad van en caída libre. “Vendemos el colchón”: la
“última”, no se venderán productos regulados en “Bicentenarios” para que no
haya colas. Si en algún momento quisiéramos retroceder cuando lo normal sería
adelantar, es ahora. ¡Qué tiempos cuando éramos un país en desarrollo saliendo del
subdesarrollo! España lo logró. A nosotros hace rato que nos montaron en el
interminable tobogán del despilfarro y de la corrupción y estanos colgados de
la última esperanza. En poco menos de once lustros hemos pasado de ser un país
que atrajera a gente de todas las latitudes a uno en el que ya nadie que pueda
quiera quedarse. Hemos perdido hasta el modo de caminar. Ahora nos tienen que
defender quienes de afuera que nos ven con lástima. Triste realidad.
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