jueves, 1 de octubre de 2015

España-Venezuela 1961-2015.
Por: Odoardo León-Ponte.
La primera vez que visité Madrid fue en 1961. País con dictadura con la peseta a 14 por bolívar. Un taxi de viejo modelo cobraba una peseta extra por decreto del ayuntamiento. Muchos apartamentos no tenían aire acondicionado, y las neveras eran un closet con tela metálica que era enfriado por el frío exterior en invierno. En general no había duchas en los baños. La comida baratísima. Los españoles de todas las latitudes emigraban a Venezuela en busca de mejores vientos y remitían sus ahorros para mantener a sus parientes dejados en esas tierras mientras lograban progresar para traerlos. En el tiempo se fueron asentando aquí y sus familias crecieron hasta llegar a varias generaciones. Muchas cosas han cambiado a favor de España y en contra nuestra.

La peseta ya no existe; ahora es el euro cuyo valor ya pasó de los 900 bolívares por unidad. España es miembro de la Unión Europea de modo que los españoles ahora son ciudadanos de esa comunidad y no solo españoles. España tiene una extraordinaria red de carreteras que da gusto al igual que una red impresionante de trenes, incluyendo los rápidos y una red de vuelos comerciales a cualquier parte del país y del exterior con modernas y amplias facilidades; los mejores restaurantes del mundo, algunos hasta sin menú pues solamente ofrecen lo que les llegó ese mismo día. Teatro de alta factura, exposiciones de arte, los mejores museos, parques extraordinarios, Cique du Soleil, toros, el mejor fútbol del mundo y seguridad personal las 24 horas del día. Los productos de todo el mundo incluyendo los propios como el jabugo, los mejores vegetales, las mejores carnes y eso sin límite para el cliente y sin hacer colas; ropa de diseño de última moda tanto de hombres como para mujeres, hospitales públicos y privados para todos con el más alto nivel de calidad y debidamente equipados, al igual que en el caso de la educación; todas las marcas de vehículos. Se mantiene la tipicidad regional en el área religiosa, culinaria y costumbrista. Una pensión de jubilación permite vivir modestamente. Reciben 47 millones de turistas. Pare de contar.

Aquí: el bolívar solo existe para nosotros: nadie lo quiere, y nosotros mismos tampoco lo queremos: tampoco alcanza para nada. Cada día producimos menos de lo que antes producíamos y tenemos menos dinero para importar lo que necesitamos para producir lo que ya no producimos. Tampoco tenemos para importar lo que necesitamos para producir lo que antes producíamos ni lo que no producimos. Los servicios insuficientes; educación, sanidad y seguridad van en caída libre. “Vendemos el colchón”: la “última”, no se venderán productos regulados en “Bicentenarios” para que no haya colas. Si en algún momento quisiéramos retroceder cuando lo normal sería adelantar, es ahora. ¡Qué tiempos cuando éramos un país en desarrollo saliendo del subdesarrollo! España lo logró. A nosotros hace rato que nos montaron en el interminable tobogán del despilfarro y de la corrupción y estanos colgados de la última esperanza. En poco menos de once lustros hemos pasado de ser un país que atrajera a gente de todas las latitudes a uno en el que ya nadie que pueda quiera quedarse. Hemos perdido hasta el modo de caminar. Ahora nos tienen que defender quienes de afuera que nos ven con lástima. Triste realidad.  
Caracas,  Octubre de 2015. odoardolp@gmail.com odoardolp.blogspot.com @oleopon


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