La saga de los petroleros: la legislación.
Por: Odoardo León-Ponte.
A medida que transcurría
el tiempo y el petróleo se convertía en una realidad incuestionable, se iba
haciendo necesario que los representantes del estado obtuvieran los
conocimientos necesarios para reglamentar la relación con las petroleras. A
partir de 1936, Venezuela comienza a salir del atraso; despierta y se encuentra
ante un mundo que le lleva la ventaja de no haber estado sometida a los
vaivenes de un país recién fundado y sin personalidad internacional más allá de
haber sido la cuna de El Libertador y su gesta.
Una legislación lógica y
justa, adecuada a las circunstancias y necesidades de un país en vías de
desarrollo, inició en 1943 el desarrollo de nuestra potencialidad petrolera.
Una combinación de empresas privadas y un gobierno regulador y sensato permitieron
que la producción creciera y que los recursos provenientes de la actividad
pudieran usarse para el desarrollo del país. Todo bien hasta que comenzaron a
desarrollarse y a crecer los basamentos rojizos de la acción política: la idea
de que el petróleo debía ser para los venezolanos, como si alguna vez le hubiera
sido ajeno. Se declaró la política de “no más concesiones” identificándose a
las empresas petroleras privadas como el enemigo en vez del aliado y se inició con
ello la declinación del potencial de la actividad petrolera en el mejor momento
del petróleo (no habían entrado a producir los países del Medio Oriente), por
la falta de inversión y desarrollo debido a esa política restrictiva que no
afectaba solo la producción sino, también, a la refinación. Se introducía la
careta de ficción de la CVP y de “el tablazo marca e paso”. Más adelante, en la
efervescencia política del negativismo petrolero, se prolongó la acción a
aquello relacionado con la reversión petrolera (que ya estaba en marcha por la
acción política) mientras se trataba por todos los medios de justificar la
acción en base a los supuestos intereses del país.
Llegamos a la estatización
el primero de enero de 1976, unos sesenta años después del descubrimiento de
fuentes de petróleo en gran escala. Pdvsa, la nueva empresa, y sus filiales,
herederas éstas últimas de los valores
de laboriosidad y gratitud, inició la tarea incumplible de reponer al
país a sus niveles de producción de antaño y a luchar, sin verdadero éxito,
contra las tendencias politiqueras provenientes de la realidad de tener un
gobierno propietario de la actividad. Por esa razón se dio un giro importante
ante esta realidad al abrir de nuevo las puertas al capital privado en la
explotación del petróleo. Pero ya se había abierto el camino con la eliminación
de las operadoras, en función de una supuesta eficiencia y se progresaba indefectible
y coincidentalmente, hacia el final del Siglo XX y se iniciaba la etapa de
destrucción de la industria petrolera y del país en el Siglo XXI. Se sometía a
la industria a las circunstancias del candado petrolero en la búsqueda ilusoria
del control y uso del petróleo con fines políticos y trazándose así las lineas
de convertir al país en una realidad inviable. Esa es nuestra nueva y verdadera
realidad.
Caracas, Octubre de 2015.
odoardolp.blogspot.com
@oleopon
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