martes, 6 de octubre de 2015

Petróleo Siglo XX: laboriosidad y gratitud.
Por: Odoardo León-Ponte.
Dos palabras expresadas por el Papa Francisco en su periplo reciente me llevan a analizar esos aspectos en cuanto a la actividad petrolera en el Siglo XX porque le son totalmente aplicables: laboriosidad y gratitud.

Laboriosidad fue palabra clave en la relación de trabajo entre las empresas petroleras y sus trabajadores. Se trataba de mantener el valor moral o virtud del trabajo: la disciplina, el clima de trabajo más favorable, la tradición empresarial, la búsqueda individual del ascenso, el cumplimiento de las labores asignadas para que se convirtieran en fuerza transformadora y de progreso, haciendo que pasara de ser algo obligatorio a un valor.  En la medida en que se cumplía con más de lo obligatorio o necesario, se obtenían logros adicionales y progreso, tanto en rango como en remuneración relativa. En contraprestación a este valor, la empresa proveía un ambiente de trabajo que lo promovía y ofrecía, en adición a sus obligaciones legales, una serie de beneficios relacionados con salud, vivienda, actividades deportivas, educación, seguridad, reconocimiento personal y público a la buena labor y la posibilidad de progresar dentro de la organización en base a los méritos logrados en el trabajo reflejados en los resultados de la empresa. También se dedicaba un esfuerzo al mantenimiento de óptimas relaciones con las personas y el entorno vinculados a la empresa y sus actividades. Todo un tramado que lograba desarrollar un orgulloso apego al trabajo y una sensación de pertenencia que se reflejaban en la imagen de cada persona y su familia dentro y fuera del conglomerado al cual pertenecía. Todos estos conceptos, dentro de las nuevas realidades, fueron heredados por las empresas una vez estatizada la actividad petrolera. El ambiente de laboriosidad que presentían era causa de sorpresa para toda persona que visitaba las instalaciones de las empresas.  

El ambiente que generaba la realidad antes expresada generaba otra palabra clave en la relación: la  relación de gratitud entre la empresa y el trabajador que superaba y excedía la simple relación de trabajo y se convertía, especialmente en las áreas operativas, en una relación cuasi familiar. Era un orgullo hablar de los años de trabajo y experiencia y se les reconocía a través de clubes de veteranos o en elementos que identificaban esa veteranía.  

Los conceptos de laboriosidad y gratitud antes reseñados llevaron a la industria a los altísimos niveles de excelencia que permitieron lograr que saliéramos del oscurantismo y del anonimato. Sin embargo, nunca fue evidente el reconocimiento del país a esa laboriosidad ni de gratitud hacia la actividad y sus personas. Más bien hubo siempre una constante crítica, un enfrentamiento y un freno a las iniciativas de la industria, tanto antes como después de su estatización. Solo en boca de Ramón J. Velásquez hubo un mensaje de gratitud.  Y, finalmente y como coronación en el tiempo, en el Siglo XXI, con un pito, se expresó el grado de aprecio a estos conceptos decapitando la industria y destruyendo  todo lo logrado en función de la laboriosidad y la gratitud y destruyendo de paso a aquello que ha sido la sangre de nuestra existencia.  
Caracas, Octubre de 2015. odoardolp@gmail.com odoardolp.blogspot.com @oleopon


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