martes, 9 de septiembre de 2014

El petróleo y los equivocados


El petróleo y los equivocados.

Por: Odoardo León-Ponte.

Un análisis  de los resultados nos indica que en materia petrolera hemos estado equivocados. Hemos estado equivocados al pensar, a fin de cuentas, que nuestros gobiernos tuvieron y tienen la capacidad de manejar como propietario y gerente, eficiente y honestamente, nuestros recursos naturales, incluyendo el petróleo. Hemos estado equivocados olvidando que hemos sido y seguimos siendo un país cada día más subdesarrollado y que, como tal, nunca hemos tenido la fortaleza de organización del estado ni la constancia de propósito y de esfuerzo necesarias para tomar acciones que nos hubieran permitido transitar en camino para convertirnos en un país desarrollado. Por el contrario, en nuestra trayectoria de cien años de petróleo hemos perdido hasta lo que nos distinguió en el pasado: ser cuna de la libertad y la democracia.

 

La equivocación parte de que nunca hemos hecho un examen de conciencia y, por lo tanto, nunca hemos reconocido nuestras deficiencias y debilidades, ni nuestras incapacidades. (Se pregunta uno si esto ha sido “ex profeso”) Siempre nos hemos creído capaces de todo y lo hemos sido, pero con resultados negativos; prueba de que no lo hemos sido. Y en el proceso, con las excusas del gobierno de turno, hemos olvidado a quienes debieron ser los verdaderos objetos del desarrollo: a la gente, a quienes hemos usado para fines de prevalencia política, valiéndonos de todo género de promociones: social democracia, nuevo ideal nacional, democracia cristiana, socialismo, el hombre nuevo, comunismo y pare de contar. Siempre aprovechando la credulidad producto de la ignorancia, sin que en el fondo hayamos pensado verdaderamente en desarrollar a la gente y, a través de ella, al país.

 

Nuestra acción en petróleo, supuestamente basada en la necesidad de invertirlo o repartirlo equitativamente, dependiendo del cuándo, nunca abrió las puertas para que su desarrollo pudiera crecer en concordancia con los requerimientos y el derecho de la gente. De una u otra forma, las acciones en materia petrolera nunca han permitido el verdadero crecimiento continuado del país, solo han significado el uso del recurso petrolero para fines primordialmente políticos de poder. Nunca se le consultó al país si estaba de acuerdo con la restricción de la producción, sino que siempre se  dijo que le convenía para combatir las acciones que siempre ha tomado o ha querido tomar un tercero culpable (generalmente el capital y el imperialismo extranjero y venezolano), y esas acciones restrictivas de parte de los gobiernos de turno nos han paseado por los caminos de la inflación, la insuficiencia, los “viernes negros”, la irrealidad de grandes planes y, finalmente, este momento olímpicamente traumatizante que augura cada vez peores momentos a medida que transcurre el tiempo. Mientras hubo dinero, no lo supimos manejar para beneficio de la gente; cuando pudo haberlo porque éramos los reyes del petróleo, impedimos que se desarrollara en su verdadero potencial y luego, con el equivocado razonamiento de que debíamos manejarlo expresamente, lo estatizamos. Así han pasado los años mientras hacíamos el juego de que las acciones de los gobiernos eran para lograr que el petróleo generara más fondos y más desarrollo cuando, debido a nuestra propia acción, ese no ha sido el resultado. Finalmente, y con la pérdida total de todo rasgo de honra en la acción, hemos desembocado en un país cuya insuficiencia ya no es solo en materia de petróleo sino de todo lo necesario para serlo. La pregunta: ¿cuándo y cómo nos daremos cuenta de que cien años después de la aparición del petróleo estamos pero de lo que estábamos cuando lo encontramos? ¿Y cómo saldremos del atolladero? ¿Con el mismo cuento? ¿O escribiremos un cuento nuevo?

Agosto de 2014.


odoardolp.blogspot.com @oleopon

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