Los petroleros.
Por: Odoardo León-Ponte.
En materia petrolera se dieron concesiones, se determinó
que no habría más concesiones, se inició la estatización con la CVP y
finalmente se estatizó la actividad. Todas estas acciones fueron producto de la
decisión del gobierno de turno. Las concesiones nos convirtieron en un país
petrolero de la máxima dimensión con la inversión y la gerencia extranjeras sin
las cuales no hubiera sido posible. Luego, con el paréntesis de Pérez Jiménez,
comenzó la intervención del gobierno para impedir la inversión de las empresas
extranjeras que tenían los fondos: corrían los años ’40. Después de Pérez
Jiménez se reanudó la ideología de seguir “controlando” a las “compañías” y
comenzó el experimento político de la CVP con pocos resultados positivos (el
gobierno no tenía dinero para invertir en petróleo; lo tenían las
multinacionales como se vería más adelante). La creencia de ser un país
desarrollado cuando en realidad éramos un país nuevo rico con aspiraciones
ilusorias y desmedidas, nos llevó a estatizar una serie de industrias
incluyendo la petrolera, bajo el criterio de que era necesario “dominar” nuestras
“industrias básicas”. Los políticos convertidos en expertos y en dirigentes
entre otras cosas las petroleras, marcaban el paso de las normas para la
actividad petrolera. Así se fue minando el progreso del país que dependía
mayoritariamente del rumbo que le trazaran los políticos a ese petróleo y
comenzó la caída de la producción en perjuicio de la gente, pero con beneficio
electoral para los políticos montados en el sube y baja.
Los petroleros, es decir, los que trabajaban en la
industria privada representaban los mejor de la actividad en el mundo: Creole y
Shell en Venezuela eran las empresas más grandes de esos dos gigantes y de
ellas salieron grandes gerentes, venezolanos y extranjeros, que ocuparon las
más altas posiciones en sus respectivos grupos internacionales. Las tecnologías
desarrolladas en el país se exportaron al mundo en general y, en el
intercambio, se trajeron al país otros avances logrados en el mundo. Entretanto,
el personal venezolano se formaba y paulatinamente tomaba las riendas
gerenciales de la actividad y las empresas seguían operando: produciendo,
refinando y vendiendo lo que le permitía el gobierno, a pesar de las ingentes
necesidades del país. Finalmente, los políticos convencieron a los círculos
influyentes de las bondades de la estatización de la actividad petrolera y se
creó Pdvsa Siglo XX. Habiendo llegado ya hace tiempo el momento que se
presentía y se disimulaba, de no tener o no permitir tener dinero para
desarrollar la actividad y para darle a la gente su parte en términos de Desarrollo
Humano, volvieron las empresas “explotadoras”. Y en nuestra involución
política, botaron o marginaron a todo el personal calificado que habíamos
desarrollado a través de cien años de trabajo y esfuerzo, emigrando ellos mayoritariamente
a contribuir en otras tierras sin ningún beneficio para el país. Más adelante atamos
las manos a nuestros socios. En última instancia y como resultado del hecho de
haber perdido la brújula, nos hemos convertido en un declinante productor de
petróleo con un futuro más que dudoso por el cambio en el mundo petrolero del
cual nos hemos separado y que, en consecuencia, nos va dejando afuera. Nuestra
declinante producción y sus mercados, producto de nuestros desaciertos, se hacen
cada día más distantes e inseguros y dependemos cada día más de tener vender a precios
más bajos. En cuanto a nuestra posibilidad de crecer: ¿para venderle a quién?
Los petroleros verdaderos del Siglo XX no tuvimos nada
que ver con laos resultados reseñados que anteceden. Trabajamos para impulsar o
mantener la industria y oportunamente dimos nuestra opinión pero el mensaje no
fue aceptado. Las consecuencias han estado disponibles y a la vista de todos
quienes las hubieran querido ver.
Agosto de 2014.
odoardolp@gmail.com
odoardolp.blogspot.com @oleopon
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