martes, 26 de agosto de 2014

Petróleo en tres tiempos


Petróleo en tres tiempos.

Por: Odoardo León-Ponte.

La aparición del petróleo hizo posible la transición de nuestro país del oscurantismo a la modernidad, pero desde su aparición ha sido manejado en distintos tiempos según el gobierno de turno, sin que haya habido un telón de fondo común y continuado que formara parte de una política igualmente continuada y orientada al desarrollo del país y su gente. Al ser propiedad de un estado sin una sólida institucionalidad y en un país con escasa cultura ciudadana, con el manejo del petróleo desde el punto de vista político las consecuencias han significado, sin lugar a dudas, un perjuicio eventual y definitivo para el país y su gente: solo se han beneficiando grupos de poder en sus intereses personales y políticos.

 

Durante el gomecismo, el petróleo se dio a través del régimen de concesiones y, por necesidad, a las empresas extranjeras y estas lo explotaron para su beneficio y colateralmente el del país a través de la modernización que vino con ella, pero con poco beneficio para el país, excepto en cuanto al desarrollo en términos de la información sobre su la existencia y disponibilidad y el desarrollo de la tecnología para explotarlo. Aparte, el sistema de concesiones se usó para beneficiar a adeptos y familiares del régimen y eventualmente fueron a parar a las manos de las empresas petroleras. En etapas subsiguientes se dieron más concesiones para ampliar los ingresos del estado en base a una mayor producción.

 

Con el inicio de la modernidad, comenzó también la reglamentación de la explotación del recurso petrolero pero igualmente comenzó la interferencia del gobierno en su desarrollo más allá de lo que resultó ser conveniente, frenándose el crecimiento de la actividad con la excusa politiquera incrementada de que las restricciones se debían a que el petróleo era explotado solo para beneficio de intereses foráneos y en perjuicio de los intereses venezolanos. Se manejaba el petróleo dentro de los visos del socialismo (enfoque orientado a la excusa por la incapacidad) que siempre rodeó y sirvió de base electoral a los gobiernos de turno del Siglo XX en la época democrática (incluyendo aunque no lo fuera e iniciándose con el gobierno de AD del ’45). Se impuso un freno a lo que pudo haber sido la conversión del país en una gigantesca potencia petrolera. Recordemos que para ese entonces no había aparecido el Medio Oriente con su gigantesca disponibilidad de crudos de excelente calidad. Con esa enorme competencia, unida a las limitaciones a su explotación basadas en “el control de las empresas básicas”, llegamos a la políticamente ansiada estatización de la actividad petrolera. Una cosa con la otra y manejando siempre el petróleo como  base política subyacente con fines político-electorales, con la creación de Pdvsa continuó el deterioro en la capacidad del país para explotarlo por insuficiente disponibilidad de fondos para invertir en su desarrollo. Llegamos a la apertura petrolera para permitir en crecimiento que no podíamos lograr directamente a través de Pdvsa Siglo XX. Se reabría una carretera vieja para fines necesarios.  

 

Y finalmente llegó el chavismo, una suerte de “hacemos lo que nos da la gana” sin pies ni cabeza, apoyada en la ilusión de que los ingresos irrefrenables permitirían las mayores locuras y que Pdvsa Siglo XXI podría convertirse en la estructura paralela de gobierno para todo propósito nacional e internacional. Así, se convirtió a la industria petrolera en una gallina sin cabeza (“headless chicken”) que, unida a la insuficiente actividad privada maniatada por el gobierno y a los escenarios existentes internacionalmente, hacen imposible enderezar la actividad petrolera, ahora única  proveedora de recursos y convertida en inviable por el camino transitado que nos va convirtiendo en país igualmente inviable.

Agosto de 2014. odoardolp@gmail.com odoardolp.blogspot.com @oleopon

 

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