Izquierda/derecha:
ubicación política y realidad.
Por: Odoardo León-Ponte.
Hasta ahora y en la búsqueda de un mensaje que se refiera
a los votantes y sus necesidades, los partidos políticos se han ubicado en
distintas posiciones entre izquierda, centro y derecha o combinaciones de
ellas, buscando una manera de decirle al electorado que se preocupan por los
más pobres, en el entendido de que preocuparse por los más pobres debe ser signo
de desarrollo de la economía y del futuro de los más necesitados y del país. Nada
más apartado de la realidad y para muestra un botón: el socialismo del siglo
XXI que nos ha traído a la mayor pobreza de nuestra historia bajo la careta de
ser un partido de izquierda para y por los pobres, a imagen y semejanza de la
pobre Cuba. Hay que cambiar radicalmente el enfoque político. Veamos de qué se
trata.
Cuando se habla de los problemas sociales se aplican los parámetros de las
distintas organizaciones internacionales en materia de su especialidad: tantas
por cada 100.000 habitantes para carreteras, hospitales, escuelas,
universidades, etc. Siempre se habla en términos genéricos aplicables al país
pero nunca se habla en términos de las necesidades y prioridades de la gente detectadas por y para
con ellos en los distintos ámbitos de nuestra geografía. Se generaliza en vez
de tratar de ser específicos; se habla del qué y no del cómo y del dónde, como
si las necesidades de todos los pobladores fueran las mismas a lo largo y ancho
del país; como si los problemas, necesidades y potencialidades de Nueva Esparta
fueran las mismas que las del Tachira. Y se sigue siendo populista en las
ofertas. Recientemente, por ejemplo, se habla de cesta tickets y asignación
para medicinas para los jubilados para mejorar los montos ilógicos de las
pensiones que recibe ese sector de la población, sin tomar en cuenta que las
realidades harán que esa acción sea como arar en el mar, aparte de que
cualquier monto será insuficiente si no existen los productos ni las medicinas.
Se está tratando insuficientemente de atacar las consecuencias en vez de las
causas. La inflación galopante y la falta de medicinas y productos harán que la
acción sea inocua. ¿Diez mil bolívares para ayudar a cubrir la cesta básica que
ya va por nueve salarios básicos? ¿Y un monto similar para cubrir el costo de
las medicinas que no existen? Y esa ha sido una de las más claras promesas
electorales (¿populistas?) de la nueva asamblea. ¿Cuál es el cambio de enfoque
que nos trae nuevas esperanzas de progreso, si con lo que estamos viendo siguen
los mismos enfoques de épocas pasadas que a la larga no trajeron un progreso
sostenido ni una mejoría real y continua en el mejoramiento de la calidad de
vida ni en el Desarrollo Humano de la gente? ¿Será que se trata de un paliativo
mientras se atacan y resuelven las causas? ¿O no se nos ocurre nada mejor?
Definitivamente, es necesario desarrollar un mecanismo
que permita medir las necesidades de la gente en función del Desarrollo Humano
logrando así la especificidad requerida
para que, constatando las necesidades de la gente (ver mi artículo “Una
estrategia para el Desarrollo Humano”, del 06/03/2012 en El Universal) se pueda
conformar un plan de acción que partiendo de lo regional en su más pequeña
estructura (parroquia, alcaldía) y subiendo a través de los estados y las
regiones pueda servir para estructurar y desarrollar un programa nacional de
acciones para que efectivamente podamos iniciar y desarrollar un Proyecto
Nacional de Desarrollo Humano. Si no cambiamos, seguiremos haciendo lo mismo:
definiendo las acciones bajo los criterios de izquierda, centro y derecha y no usando
como base de las necesidades verdaderas de la gente.
Caracas, febrero de 2016.
odoardolp.blogspot.com
@oleopon
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