El proceso que
viene.
Por: Odoardo León-Ponte.
El país ha llegado a circunstancias inconcebibles. Más
aún; si consideramos el montón de dólares recibidos en 100 años de petróleo, es
difícil asimilar o entender cómo ha sido posible que hayamos podido llegar a
donde estamos. Es que hemos botado todos nuestros ingresos y desperdiciado toda
la riqueza producida e irrecuperable y, hoy,
prácticamente, no tenemos manera de producir para recuperar los cien años
perdidos y mucho menos, petróleo para “sembrar”. Los tiempos que se avecinan
requerirán nuevos enfoques reñidos con los de la “cuarta” y la “quinta” que a
fin de cuenta, en su sumatoria, nos han llevado al déficit que ahora nos
embarga. Se requerirán acciones económicas basadas en un enfoque político de
primer mundo: ese es nuestro reto. Analicemos algunos rasgos de lo que ha sido
nuestra acción política, en el entendido que los resultados en su conjunto no
nos trajeron nunca un progreso contínuo deseado y posible.
La “cuarta” fue un sube y baja enmarcado en un tobogán,
lleno de acciones y resultados discontínuos y con controles de cambio cíclicos (uno
de los signos infalibles del fracaso
económico) ligado a la dependencia del precio del petróleo y sus vaivenes:
señal de que nunca logramos en la cuarta desligarnos de las circunstancias del
petróleo a pesar de las “siembras”; luego fue un período “rentista”. Es decir:
no logramos desarrollar fuentes alternas de fondos para el estado, a pesar de
que ya habíamos tomado para el manejo por parte del estado todos los medios de
producción necesarios para la “seguridad” de la nación desde el punto político
y económico. Pero no habíamos desarrollado otros sectores de la economía. La
excusa siempre fue la de la insuficiencia de los precios del petróleo, producto
de los “ataques” desde el exterior de que habíamos sido objeto. Y los errores de la cuarta le abrieron las
puertas a la “quinta”.
La “quinta” la conocemos y la hemos vivido en carne
propia: una tragédia nacional de hambre
y muerte. Para muchos la “cuarta” es materia de libros y no de vivencia, pero
es esencial que no olvidemos los errores cometidos y, sobre todo, que no
olvidemos que nuestras penurias comenzaron con la nacionalización de las
industrias básicas en 1976, el petróleo y Guayana. El tobogán que allí comenzó
nos llevó al segundo gobierno de un Caldera a finales de su vida y la
incorporación política del chavismo: de la incorporación de las acciones
económicas reñidas con el progreso y abridoras de la incorporación definitiva
del lumpen político y de los militares al poder total, con el consecuente
olvido de todas las bases morales y éticas como habitualmente sucede con un gobierno
tutelar.
¿Qué requerimos? Primero:
que nada entender que el regreso al pasado no es la solución y por tanto debemos
mirar hacia atrás solo para constatar los errores cometidos y asimilar que
ellos le abrieron la puerta a lo que hoy vivimos. Segundo: que el período actual comenzó con una constitución
diseñada para lo que se ha hecho desde 1999 y que no nos servirá para lo que
necesitamos (progreso y más progreso; desarrollo humano y más desarrollo
humano). Tercero: que el retrovisor
sirve solamente para ver si es posible cambiar de canal y que esos es lo que
debemos hacer. Cuarto: que los
conceptos de la cuarta no son una buena referencia aunque sea lo único que
conocemos que pueda ser mejor que lo actual, y que, en realidad pudo ser muy
bueno pero fue malo. Quinto: que lo
que necesitamos es un cambio total en nuestro enfoque de país ya que ahora
somos ex rentistas que necesitamos ayuda social. Sexto: que el único camino que queremos es aquel que nos lleve al
progreso: que nos lleve a la felicidad y a la paz.
Caracas, Julio de 2016.
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