lunes, 11 de julio de 2016

El proceso que viene.
Por: Odoardo León-Ponte.
El país ha llegado a circunstancias inconcebibles. Más aún; si consideramos el montón de dólares recibidos en 100 años de petróleo, es difícil asimilar o entender cómo ha sido posible que hayamos podido llegar a donde estamos. Es que hemos botado todos nuestros ingresos y desperdiciado toda la riqueza producida e irrecuperable y,  hoy, prácticamente, no tenemos manera de producir para recuperar los cien años perdidos y mucho menos, petróleo para “sembrar”. Los tiempos que se avecinan requerirán nuevos enfoques reñidos con los de la “cuarta” y la “quinta” que a fin de cuenta, en su sumatoria, nos han llevado al déficit que ahora nos embarga. Se requerirán acciones económicas basadas en un enfoque político de primer mundo: ese es nuestro reto. Analicemos algunos rasgos de lo que ha sido nuestra acción política, en el entendido que los resultados en su conjunto no nos trajeron nunca un progreso contínuo deseado y posible.

La “cuarta” fue un sube y baja enmarcado en un tobogán, lleno de acciones y resultados discontínuos y con controles de cambio cíclicos (uno de los signos infalibles del  fracaso económico) ligado a la dependencia del precio del petróleo y sus vaivenes: señal de que nunca logramos en la cuarta desligarnos de las circunstancias del petróleo a pesar de las “siembras”; luego fue un período “rentista”. Es decir: no logramos desarrollar fuentes alternas de fondos para el estado, a pesar de que ya habíamos tomado para el manejo por parte del estado todos los medios de producción necesarios para la “seguridad” de la nación desde el punto político y económico. Pero no habíamos desarrollado otros sectores de la economía. La excusa siempre fue la de la insuficiencia de los precios del petróleo, producto de los “ataques” desde el exterior de que habíamos sido objeto.  Y los errores de la cuarta le abrieron las puertas a la “quinta”.

La “quinta” la conocemos y la hemos vivido en carne propia: una tragédia  nacional de hambre y muerte. Para muchos la “cuarta” es materia de libros y no de vivencia, pero es esencial que no olvidemos los errores cometidos y, sobre todo, que no olvidemos que nuestras penurias comenzaron con la nacionalización de las industrias básicas en 1976, el petróleo y Guayana. El tobogán que allí comenzó nos llevó al segundo gobierno de un Caldera a finales de su vida y la incorporación política del chavismo: de la incorporación de las acciones económicas reñidas con el progreso y abridoras de la incorporación definitiva del lumpen político y de los militares al poder total, con el consecuente olvido de todas las bases morales y éticas como habitualmente sucede con un gobierno tutelar.

¿Qué requerimos? Primero: que nada entender que el regreso al pasado no es la solución y por tanto debemos mirar hacia atrás solo para constatar los errores cometidos y asimilar que ellos le abrieron la puerta a lo que hoy vivimos. Segundo: que el período actual comenzó con una constitución diseñada para lo que se ha hecho desde 1999 y que no nos servirá para lo que necesitamos (progreso y más progreso; desarrollo humano y más desarrollo humano). Tercero: que el retrovisor sirve solamente para ver si es posible cambiar de canal y que esos es lo que debemos hacer. Cuarto: que los conceptos de la cuarta no son una buena referencia aunque sea lo único que conocemos que pueda ser mejor que lo actual, y que, en realidad pudo ser muy bueno pero fue malo. Quinto: que lo que necesitamos es un cambio total en nuestro enfoque de país ya que ahora somos ex rentistas que necesitamos ayuda social. Sexto: que el único camino que queremos es aquel que nos lleve al progreso: que nos lleve a la felicidad y a la paz.
Caracas, Julio de 2016.

odoardolp@gmail.com odoardolp.blogspot.com @oleopon

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