martes, 19 de julio de 2016

Las circunstancias de Pdvsa y el petróleo.
Por: Odoardo León-Ponte.
Pdvsa como operadora en el Siglo XXI ha sido un estrepitoso fracaso. Merma en la producción en cantidades enormes, inmensa deuda formal en bonos y con los suplidores de insumos y servicios y con los contratistas a los que no tiene cómo pagarles sus servicios; deuda real por todas las empresas de servicio a las que expropió y un enorme monto por el pago de las prestaciones sociales por despido  y de los fondos de ahorro cuyos haberes secuestró al botar a la mitad superior de su plantel de recursos humanos con un pito en plaza pública. A esas cantidades habría que agregar lo relativo a los intereses de mora por el retraso en el pago, más lo que corresponda por daños. Más las deudas por las sentencias de los tribunales de arbitraje internacionales por todas las tomas de empresas en el sector petrolero. Las deudas antes anotadas son verdaderas e impagables y ello, entre otras cosas hace que Pdvsa Siglo XXI sea inviable y que resulte igualmente una quimera pensar en la actividad petrolera en términos de Pdvsa Siglo XXI y sus filiales como parte de la proyección a futuro de nuestra industria petrolera. El chavismo, en la práctica, se ha encargado de borrarla del mapa como opción viable. Esto hace necesaria una reconsideración total sobre cómo enfocar la actividad petrolera a futuro en Venezuela. Pero cualquiera que sea la respuesta eventual, se requiere un vuelco inmenso en el enfoque de nuestros políticos. Sobre este tema ya hemos emitido opinión en varias de nuestras contribuciones en el pasado.

¿De qué se trata? La era del petróleo está llegando a su fin y como parte de ello también ha  llegado a su fin la posibilidad de que nuestro país siga siendo rentista del petróleo. Las nuevas realidades hacen que nuestra producción potencial ya no pueda pasar del orden de los tres millones de barriles diarios. El consumo interno seguirá aumentando por el crecimiento poblacional y los expertos en energía estiman que nuestro enfoque debe estar más bien orientado a que nuestra producción sirva para proveer las necesidades de consumo de nuestro crecimiento industrial, que significaría una ventaja relativa para nosotros.  Se requeriría un enfoque orientado al mercado interno para proveer sus necesidades de consumo por su crecimiento, más que uno orientado, como ha sido hasta ahora, a los requerimientos de exportación y además, requeriría que se crearan actividades generadoras de riqueza alternas a la del petróleo.

¿Cuáles actividades podrían desarrollarse para generar riqueza desde fuentes distintas al petróleo? Siempre han estado allí, pero las pautas generadas por los gobiernos de turno, exacerbadas en este siglo por el chavismo, han sido del tipo intervencionista y a excepción del Pacto Andino, aislacionistas. No tenemos sino que ver a nuestro alrededor en Latino América para encontrar situaciones de progreso sin que haya una fuente de petróleo, lo que los ha llevado a desarrollar las alternativas: Perú trabaja para llegar a ser uno de los principales suplidores de productos agrícolas del mundo. Otros promueven el sector turístico. En fin, tenemos todos los recursos necesarios para desarrollar un nuevo país, que explote para beneficio de nuestra gente  (positivamente) los recursos de los cuales ha sido dotado.

¿Cuál es la clave? Cambiar el enfoque de nuestros gobernantes y líderes políticos para diseñar una nueva estrategia que traiga nuevas políticas basadas en un enfoque liberal que atraiga a la inversión privada y la deje trabajar para que el país crezca y se convierta en un portento de desarrollo y crecimiento y, con él, llegue el Desarrollo Humano tan ansiado por todos y tan lejano e inconstante. Y este es el momento de aprovechar las circunstancias para cambiar el rumbo ya que no tenemos alternativa y todavía tenemos una buena producción de petróleo.
Caracas, Julio de 2016. odoardolp@gmail.com Odoardolp.blogspot.com @oleopon 



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