Nuestro futuro
petrolero
Por: Odoardo León-Ponte.
Las más recientes estimaciones de potencial lograble de
producción para Venezuela, andan por el
orden de 3.100.000 b/d de crudos principalmente de la faja, o sea, de
alto costo de producción por la necesidad de mejorarlo, de mala calidad por sus
componentes y de relativo bajo precio como crudo no mejorado. Bajo estas
circunstancias, habría que concederle preferencias de regalía a ese crudo para
que su explotación fuera rentable. De esa producción debemos deducir las
necesidades del mercado interno equivalentes a 700.000 b/d que nos dejaría para
exportar unos 2.400.000 b/d. Esta es nuestra realidad a futuro siempre y cuando
hagamos las cosas bien, que no mantengamos a Pdvsa como operadora (producto de hacer
las cosas bien) y no sigamos pensando que podremos llegar a cifras superiores a
las anteriormente mencionadas. Las cifras son para una industria manejada
básicamente por capital privado, sin más injerencia del estado que la de la regulación
de las actividades en forma proactiva, en diferencia a la tradicional de
interferencia como práctica preferencial. Agreguemos a lo anterior los bajos precios
del petróleo y la absoluta dependencia del petróleo, a corto y mediano plazo, para
la generación de las divisas indispensables y solo provenientes del petróleo
para mantener un estado hipertrofiado, a falta de otras fuentes. Aparte, los
precios de los 700.000 b/d del mercado interno seguirán subsidiados como
siempre lo han estado y poco abonarán al erario público.
¿Qué hacer con esos 2.400.000 b/d de exportación? ¿A
quién vendérselos? ¿Estados Unidos? ¿China? ¿India? ¿Petrocaribe? ¿A los
mercados propios de las empresas mixtas? ¿A quién más? ¿Y cómo y bajo qué
condiciones? ¿Y con cuáles preferencias desde el punto de vista del “net back”?
Estados Unidos ya está convertido en exportador de
energía y lo será de petróleo, de modo que el único mercado conveniente que
tendremos y que tendríamos sería el propio de las empresas que conformarán las
empresas mixtas bajo “contratos de producción compartida” o los pocos cupos que
nos queden en nuestras refinerías en el exterior. China e India estarían, como
de hecho lo están, muy distantes y son inconvenientes desde el punto de vista
de “net back”. Petrocaribe ni se diga: es el peor negocio que hemos hecho y su
conveniencia estará cuestionada desde el punto de vista comercial y político.
Será necesaria una serie de acciones compensatorias que
reduzcan el costo del aparato del estado. Que por primera vez pensemos que no
dispondremos de ingresos ilimitados para hacer lo que nos dé la gana. Tendremos
que pensar que somos un “país pobre” que ha tomado el camino de un “pobre país”
y que deberemos pensar y actuar correspondientemente. Ya no somos los hijos ricos
de la fortuna heredada y, habiéndola
agotado, no podremos pensar en volverla
a tener si no es como fruto del trabajo y de un accionar serio y responsable.
Será necesaria una serie de acciones para desarrollar y
fortalecer la actividad privada como alternativa generadora de riqueza, mientras
que el estado se ocupe, con suma austeridad y eficiencia, a dar con óptima
calidad (no más gastos innecesarios de
guerra, ni aviones de sheiks -el Papa viaja en Alitalia, ni yates, ni
parafernalia pomposa que corresponde a la gente muy rica o exitosa, que no
somos) la educación, la salud, la seguridad, el orden púbico, el balance de
poder, el combate incesante a la demoníaca corrupción, la defensa del país (su
gente y no la “patria”) con el fin de lograr el Desarrollo Humano que nos
garantizará la libertad y, en consecuencia, la democracia propia de un país de
gente culta. Ese es nuestro verdadero reto y es a muy largo plazo y en forma
continuada.
Caracas, Julio de 2016. odoardolp@gmail.com
odoardolp.blogspot.com @oleopon
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