jueves, 7 de julio de 2016

Nuestro futuro petrolero
Por: Odoardo León-Ponte.
Las más recientes estimaciones de potencial lograble de producción para Venezuela, andan por el  orden de 3.100.000 b/d de crudos principalmente de la faja, o sea, de alto costo de producción por la necesidad de mejorarlo, de mala calidad por sus componentes y de relativo bajo precio como crudo no mejorado. Bajo estas circunstancias, habría que concederle preferencias de regalía a ese crudo para que su explotación fuera rentable. De esa producción debemos deducir las necesidades del mercado interno equivalentes a 700.000 b/d que nos dejaría para exportar unos 2.400.000 b/d. Esta es nuestra realidad a futuro siempre y cuando hagamos las cosas bien, que no mantengamos a Pdvsa como operadora (producto de hacer las cosas bien) y no sigamos pensando que podremos llegar a cifras superiores a las anteriormente mencionadas. Las cifras son para una industria manejada básicamente por capital privado, sin más injerencia del estado que la de la regulación de las actividades en forma proactiva, en diferencia a la tradicional de interferencia como práctica preferencial. Agreguemos a lo anterior los bajos precios del petróleo y la absoluta dependencia del petróleo, a corto y mediano plazo, para la generación de las divisas indispensables y solo provenientes del petróleo para mantener un estado hipertrofiado, a falta de otras fuentes. Aparte, los precios de los 700.000 b/d del mercado interno seguirán subsidiados como siempre lo han estado y poco abonarán al erario público.

¿Qué hacer con esos 2.400.000 b/d de exportación? ¿A quién vendérselos? ¿Estados Unidos? ¿China? ¿India? ¿Petrocaribe? ¿A los mercados propios de las empresas mixtas? ¿A quién más? ¿Y cómo y bajo qué condiciones? ¿Y con cuáles preferencias desde el punto de vista del “net back”?

Estados Unidos ya está convertido en exportador de energía y lo será de petróleo, de modo que el único mercado conveniente que tendremos y que tendríamos sería el propio de las empresas que conformarán las empresas mixtas bajo “contratos de producción compartida” o los pocos cupos que nos queden en nuestras refinerías en el exterior. China e India estarían, como de hecho lo están, muy distantes y son inconvenientes desde el punto de vista de “net back”. Petrocaribe ni se diga: es el peor negocio que hemos hecho y su conveniencia estará cuestionada desde el punto de vista comercial y político.

Será necesaria una serie de acciones compensatorias que reduzcan el costo del aparato del estado. Que por primera vez pensemos que no dispondremos de ingresos ilimitados para hacer lo que nos dé la gana. Tendremos que pensar que somos un “país pobre” que ha tomado el camino de un “pobre país” y que deberemos pensar y actuar correspondientemente. Ya no somos los hijos ricos de la fortuna heredada  y, habiéndola agotado, no podremos  pensar en volverla a tener si no es como fruto del trabajo y de un accionar serio y responsable.

Será necesaria una serie de acciones para desarrollar y fortalecer la actividad privada como alternativa generadora de riqueza, mientras que el estado se ocupe, con suma austeridad y eficiencia, a dar con óptima calidad (no  más gastos innecesarios de guerra, ni aviones de sheiks -el Papa viaja en Alitalia, ni yates, ni parafernalia pomposa que corresponde a la gente muy rica o exitosa, que no somos) la educación, la salud, la seguridad, el orden púbico, el balance de poder, el combate incesante a la demoníaca corrupción, la defensa del país (su gente y no la “patria”) con el fin de lograr el Desarrollo Humano que nos garantizará la libertad y, en consecuencia, la democracia propia de un país de gente culta. Ese es nuestro verdadero reto y es a muy largo plazo y en forma continuada.
Caracas, Julio de 2016. odoardolp@gmail.com odoardolp.blogspot.com @oleopon

   

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