El petróleo y la
realidad actual.
Por: Odoardo León-Ponte.
Los tiempos han cambiado. Ya no somos ni podremos llegar
a ser el gran país petrolero que en alguna oportunidad fuimos o que pudiéramos
haber sido si no hubiéramos tomado el derrotero que tomamos. Analicemos el
panorama actual.
Pdvsa se ha descolgado de su sitial de excelencia de
otras épocas, una vez tomada la decisión equivocada de estatizar la actividad y
abierto el camino para convertirla en fuente de poder político en vez de en
fuente de fondos para el desarrollo. Con el agregado de la estatización
adicional en todos los renglones de la actividad industrial, o comercial, el
caudal de fondos para el desarrollo del país se ha reducido a cero, ya que lo
poco que queda se va a la actividad política para el mantenimiento del poder y
el mantenimiento de una economía de hambre. Pero los fondos tampoco alcanzan
para esa actividad ya que por dedicarlos exclusivamente en esa función se
desatiende a los esencial de la vida, como son la salud, la educación y los
servicios, llegándose al punto de deshacer con una mano lo que se quisiera hacer
con la otra.Los líderes políticos de los viejos y nuevos partidos siguen
hablando en términos del ¿qué? Y se olvidan o no saben ¿cómo? cambiar la
situación, cómo enderezar al país enrumbándolo por derroteros de progreso.
Parecería que los viejos no han aprendido que sus acciones contribuyeron a lo
que tenemos y que los nuevos están aprendiendo de ellos y repitiendo el mismo cacareo,
en vez de definir nuevas estrategias
para el desarrollo. Quizás eso se deba a que no ha habido un
adecuado relevo generacional y
permanecen en acción personajes que debieron haber pasado a la retaguardia. Y
los nuevos solo se ven en el espejo o en el reflejo de aquellos que habiendo
tenido la posibilidad de cambiar para el progreso solo siguieron haciendo lo
mismo que no ha generado resultados positivos.
Si tomamos el ejemplo del petróleo, los políticos, aún
los nuevos, piensan que la producción podrá subir de inmediato para remediar
nuestros males: se olvidan de que un proyecto de la faja se tardaría por lo
menos 10 años en llegar al punto de equilibrio (break even) con inversiones
considerables y que las ganancias se generarían en los años subsiguientes y que
tendrían que darse las condiciones requeridas para que los inversionistas
privados vinieran a invertir (habría que deshacer el candado petrolero). Peor
aún, ahora la carga es total sobre el petróleo mermado, diezmado y encadenad
porque, aparte de él, aunque insuficientemente,
ahora no hay un parque industrial privado que pueda contribuir a
balancear la carga para satisfacer las inmensas necesidades causadas por el
trajinar sobre la obstaculización del desarrollo petrolero. Pero ¿cómo hacer
para remediar nuestras necesidades acumuladas y proveer un caudal creciente de
ingresos que permita recuperar cien años de actividad petrolera tirados por la
borda? Ya no tenemos ni el dinero ni la tecnología ni los recursos humanos (se
les decapitó) para hacerlo bajo la fórmula de un “capitalismo fracasado de
estado” que en estos momentos y por el futuro inmediato nos agobia.
Necesitamos nuevas ideas de nuevas gentes que traigan
consigo nuevos enfoques para sacar a nuestro país del deterioro generalizado al
que nos han llevado todos los enfoques negativos e improductivos que hemos
desarrollado en estos cien años de dependencia petrolera. Durante esos cien
años solo hemos dado traspiés pensando que los enfoques izquierdistas en
materia económica eran la fórmula para un desarrollo con paso firme de
continuado progreso. Nos equivocamos. Requerimos un nuevo enfoque de capitalismo
de mercado basado en la inversión de la empresa privada confiando en que el
estado pueda realmente resolver las que son sus verdaderas responsabilidades. Caracas,
Noviembre de 2015. odoardolp@gmail.com @oleopon
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