Petróleo y privatización.
Por: Odoardo León-Ponte.
La situación financiera
del país, en términos de disponibilidad vs necesidades, es dramática: todo
producto de muchos años de indulgencia en los que solo se ha empobrecido al país,
dejando pasar la posibilidad de hacer y ahorrar y así permitir el progreso en
contraste con la situación actual en la que todo está atrasado: lo que
normalmente se hubiera hecho, lo que se hubiera hecho para crecer y los ahorros
consiguientes que se hubieran podido generar con el excedente de los ingresos
en términos de la diferencia entre la capacidad de hacer y la posible.
Resultado: está pendiente todo lo que se hubiera tenido que hacer en generación
de energía, producción de petróleo, infraestructura del país, dimensión de la
actividad privada de producción y manufactura en comparación con el déficit
generalizado que tenemos y el pago de una deuda por determinar u con precios en
caída del barril de petróleo. Con este breve resumen de la tragedia que nos
acosa, veremos que habrá poca disponibilidad financiera para atender a lo que
hubiéramos tenido que hacer, lo nuevo que era necesario hacer y los ahorros que
no hicimos, ya que el gobierno de turno nos ha circunscrito al despilfarro, la
corrupción y la destrucción durante este Siglo XXI. Habrá necesidad de generar
ingresos que no estamos en capacidad de generar ni ofrecer para la tarea de
poner el país al día. Y la población sigue creciendo. Ese es el “qué”. Veamos
varios casos como ejemplo.
Cantv: todo
el sistema de telecomunicaciones está atrasado, tanto en capacidad como
velocidad. Corpoelec: el sistema es
deficitario en capacidad de generación y capacidad de transmisión de
electricidad vs los requerimientos. Vialidad:
no se han incorporado nuevas carreteras o avenidas (solo uno que otro puente de
guerra) en mucho tiempo ni ferrocarriles o metros. Sanidad, asistencia social y educación: la red de hospitales, escuelas
y epidemiología es deficitaria y requiere una actualización en sus
instalaciones y servicios. Minería, industria y manufactura: todas están en
quiebra y en producción extremadamente precaria. Seguro social: es el original y aparte de no proveer ningún
servicio aceptable, también provee una pensión mínima mensual de US$10 para cada
jubilado. Agua: no hay un servicio
de agua potable que satisfaga las necesidades de la población. Transporte: tiene un atraso de muchos
años y no hay planes para su desarrollo. Petróleo:
Pdvsa ha perdido dos millones (2.000.000) de barriles diarios de producción
propia en este siglo equivalente a ciento veinte y cinco mil (125.000) barriles
diarios de producción por año y está solo capacitada para reducirla en vez de
siquiera mantenerla. Insumos para la
producción nacional: no hay dólares para importar. ¡Y pare de contar! Y
todo lo anterior está en manos de un estado hipertrofiado sin ingresos suficientes,
que usa créditos que no estará en capacidad de pagar y emite dinero inorgánico
y nos mantiene en cola permanente para todo los que hacemos: cajeros, abastos,
clínicas, tráfico, etc. ¿”Cómo” haremos para cambiar esta realidad? La
respuesta de vida o muerte es la privatización de todo lo que la actividad
privada pueda hacer en forma competitiva. El estado se reservaría lo que solo él
puede hacer: legislar, aplicar la ley, preservar los derechos individuales y
colectivos, fijar condiciones para el progreso, y asegurar la provisión de los
servicios básicos y la ayuda a los necesitados para su Desarrollo Humano.
Caracas, Diciembre de 2015. odoardolp@gmail.com odoardolp.blogspot.com @oleopon
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