El mito del
petróleo.
Por: Odoardo León-Ponte.
El mito del petróleo en Venezuela puede definirse como
una teoría que ha resultado falsa en función de su uso por parte de nuestros
dirigentes políticos y de la mayoría de los intelectuales de nuestro país a
través del tiempo. El petróleo y sus circunstancias han sido el piso sobre el
cual se han estructurado todos los esquemas políticos de nuestra era, es decir,
desde que hace cien años apareció el petróleo como un gigante en el país de Lilliput.
Todas las culpas de nuestro devenir, en la mente de los
dirigentes, para bien o para mal, han sido de quienes operaron el petróleo
mientras estuvo en manos del capital privado, de quienes manejaban las
“riendas” del petróleo desde el exterior para maleficio de nuestro país
petrolero mientras estuvo en manos de Pdvsa Siglo XX y nunca ha estado mejor
que bajo Pdvsa Siglo XXI, cuando el petróleo ha sido bautizado como “de todos”.
Una vez reglamentadas las relaciones del gobierno con las
empresas privadas del petróleo, comenzó el desarrollo del mito. Primero era que
no estaban pagando suficientes impuestos, después que se estaban llevando el
petróleo para explotarlo fuera del país, que estaban engañando con los precios
(a pesar de que CVP no mantenía una divergencia acorde con lo que se decía de
las privadas), luego se discutió hasta la saciedad si se producía o se
guardaba, si se sembraba, si debía ser explotado por la CVP y finalmente se
estatizó bajo Pdvsa. A todas estas, nadie se dio cuenta de que aparecía el
Medio Oriente y que comenzó a desbalancear el mercado con su inmensa capacidad
de producción y la calidad de sus crudos, ni hubo la lógica y necesaria
anticipación al hecho, para tomar las medidas que hubieran hecho posible que
nuestra industria hubiera llegado a niveles y dimensiones de producción y
refinación extraordinarias, en compensación. Todo lo contrario: se trataba era
de contrarrestar los ímpetus de las empresas extranjeras que se decía que
querían era exprimir al país. Mientras tanto, el país aceleraba y desaceleraba
como carro que pistonea. Finalmente, como no se les podía ganar nos unimos a
ellos: ayudamos a crear la OPEP que siempre ha sido gobernada por el gran
productor. Entretanto, las precios subían hasta llegar a los niveles necesarios
para que se pudieran incorporar nuevos volúmenes, dejándonos en una situación
controvertida en la que, por falta de dinero (a pesar de los altos precios),
por dilapidación de los ingresos que hemos recibido a pesar de la declinación
de nuestra actividad petrolera y por la rampante corrupción, además de ir en
camino a ser un ex país, nos aproximamos a ser un país ex petrolero.
A pesar de los pesares y con el mito desarrollado y
mantenido, con cien años de historia petrolera (somos de los más antiguos del
sector), habiendo cosechado la inversión extranjera pero habiéndola rechazado cuando
nos convino sin verdaderas razones a fin de cuentas y habiendo permitido que
esa enseñanza y experiencia se hubiera llevado a otros lares, ¿qué excusa
podremos esgrimir para los desenlaces que hemos protagonizado? ¿Nos habremos
dado cuenta los pensantes de que hemos estado equivocados? ¿Y cómo repararemos
el daño auto infligido? ¿Qué cuento desarrollaremos para darle credibilidad a
las acciones tomadas a través del triste desenlace de ser ricos pero seguir
siendo pobres? ¿Cómo haremos para crear un nuevo mito sobre el petróleo que nos
permita convertirlo en algo que no sea una muleta?
Agosto de 2014.
odoardolp.blogspot.com
@oleopon
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