domingo, 3 de agosto de 2014

El petróleo y la comunidad

Las comunidades que rodeaban las actividades petroleras eran pobres y desasistidas en sus inicios. Para tener un soporte estructural apropiado para sus actividades y su personal, las empresas construyeron sus campos petroleros con viviendas, clubes, instalaciones deportivas, escuelas, hospitales y comisariatos, entre otros, para los distintos grupos de trabajadores en todas sus áreas de operaciones y algunas ciudades del interior. Era la Venezuela rural pobre en personal y soporte para una industria de esa magnitud e importancia.

Con el transcurrir de los años, mediante la generación de ingresos para el Estado y los aportes de las compañías a esas comunidades circundantes en términos de servicios de apoyo y de mantenimiento y construcción de vías de comunicación generales y específicamente petroleras, esas comunidades y regiones y el Estado, fueron tomando para sí, cada vez más, los servicios necesarios requeridos por esas zonas.

En los años cincuenta del siglo pasado, junto con el proceso de venezolanización de sus recursos humanos, la industria comenzó un proceso de integración de los campos petroleros a las comunidades. El país había progresado lo suficiente como para que las comunidades circundantes pudieran tomar, cada vez más, las responsabilidades de suplir el apoyo requerido por la población, incluyendo la petrolera. En el tiempo, fueron desapareciendo los servicios provistos directamente por la empresa, consecuencia de circunstancias superadas, debido al desarrollo de las regiones petroleras. Surgieron servicios auspiciados y apoyados por las empresas como el Hotel Lagunillas y el Hotel Cardón. Los hospitales pasaron al IVSS. Se crearon comunidades abiertas como Judibana, en Falcón  y Tamare, en el Zulia. En Maracaibo se vendieron a particulares las casas que fueron un campamento, los clubes pasaron a ser privado. En las áreas operacionales comenzó una reforma del enfoque para un proceso de integración de los campamentos a las comunidades que permitió la desaparición de los restos de etapas superadas, a través de la contratación colectiva, sabio camino previsto en la legislación laboral para ajustar las condiciones de trabajo y de beneficios a las realidades de las empresas.

De los juegos atléticos petroleros surgieron figuras relevantes del atletismo. En el campo educativo, las escuelas de la industria fueron siempre referencia obligatoria de calidad. La actividad cultural permitió incorporar medios como la Revista Shell y El Farol. El Servicio Shell para el Agricultor, en Cagua, contribuyó en forma callada pero efectiva al progreso de la agricultura. En el periodismo, existieron las revistas internas que sentaron precedente en su área de influencia: Nosotros y Tópicos Shell. También se crearon las fundaciones de las empresas que promovieron actividades y esfuerzos en el país con la inversión en proyectos diversos. Fue notable el auspicio de promoción de las artes y las ciencias: los regalos institucionales de fin de año, la adquisición de obras de arte y la donación de muchas a los museos nacionales. También hubo aportes de equipos e instalaciones, en el caso de los hospitales y las universidades; las cátedras y las sillas profesorales; los programas de becas. Una verdadera sumatoria de realidades para contribuir como resultado de estar "asociados al progreso de Venezuela".

odoardolp@gmail.com
http://odoardolp.blogspot.com

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