El petróleo y su productividad

Partamos de la premisa de que el petróleo venezolano es mayoritariamente pesado y extrapesado, un poco de medianos y muy poco de livianos. Los crudos de la Faja son cuasi sólidos y requieren un costoso mejoramiento para convertirlos en crudos aptos para las refinerías. De allí las bondades de la Orimulsión que permite usarlos en su forma natural sin mayores costos de producción y refinación. El gas proviene principalmente del asociado a la producción de crudo. Con ese paquete nuestros precios por la diferencia en las calidades respectivas, tradicionalmente han sido inferiores tanto a los de los crudos de referencia de Estados Unidos y Europa como a los del Medio Oriente que principalmente son crudos "dulces" de magnífica calidad. Siempre existió un diferencial entre los precios de los nuestros y los de los demás. Por otra parte, hay una gran diferencia en la productividad de nuestros yacimientos y pozos con respecto principalmente a la producción de los yacimientos del Mar del Norte y de los países árabes, circunstancia que nos hizo siempre menos competitivos en la relación calidad/precio.

En cuanto a la refinación y por lo "sucios" que son nuestros crudos siempre ha sido necesaria una mucha mayor inversión en procesos profundos de refinación para poder extraerle los productos, mientras que los crudos de nuestros competidores no lo requieren. De ahí la estrategia de Pdvsa Siglo XX de incorporar a la cadena de suministro, refinerías que optimizaran su rendimiento en función de productos y que permitieran asegurar la colocación de los crudos, tanto en el territorio nacional como en el exterior.

El trastoque de la política petrolera del país y de las funciones de Pdvsa Siglo XXI, ahora orientadas con fines totalmente políticos y a tomar para sí  de las responsabilidades que otras instituciones del gobierno que han sido incapaces de cumplir con las suyas, nos han llevado a una situación en la que ahora no se sabe a ciencia cierta qué es lo que está pasando, aunque tengamos la seguridad y la certeza de que la realidad es una de total y absoluto caos en cuanto al rol que juega la empresa que parece tener como principal objetivo absorber responsabilidades ajenas a las propias de una empresa petrolera. Ahora se ocupa de todo lo imaginable negado con el petróleo, desatendiendo, desgraciadamente para el país, sus responsabilidades como única empresa capaz, en el presente, para soportar el desmedido, inconveniente y gigantesco  tamaño de un Estado-partido incapaz, que quiere acaparar la totalidad de las actividades económicas y políticas en función de la posesión total del poder, ofreciendo lo que a todas luces es la cada vez menos cumplible promesa de proveer el desarrollo del país y de su gente. El manejo actual de los fondos redunda en una insuficiencia que era previsible y que en la actualidad genera todo tipo de desajustes y escasez.

No se conoce la verdadera composición de nuestra producción ni mucho menos la fórmula mágica que ha permitido que nuestros crudos tengan el mismo precio de los mejores. La incertidumbre nos impide conocer nuestra verdadera realidad. Ahora sufrimos la insuficiencia de divisas y productos de consumo, aun con los supuestos altísimos precios, a pesar de las necesidades políticas de este Estado-partido: todo en perjuicio de nosotros, los habitantes comunes.   

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