Pdvsa siglo XX heredó de las empresas petroleras extranjeras normas, procedimientos y prácticas propias de empresas privadas exitosas dentro de las limitaciones que les imponían las normativas del Estado en cuanto a su desarrollo. Entre ellas se encontraban las prerrogativas que tenían los empleados a su correspondiente nivel. Al estatizar la actividad y con la creación de Pdvsa y las distintas filiales, comenzó el proceso de reformarlas y reducirlas a través de un enfoque "sui generis". Recordemos que antes de la estatización, cada empresa manejaba sus asuntos internos de acuerdo con la experiencia vivida resultante en la normativa existente para un momento dado.
Esas empresas tenían y mantenían los beneficios de sus trabajadores, mejorándolos para mantener su competitividad, ofreciéndoles beneficios que les permitían incorporar y retener al personal necesario y capacitado para cumplir sus metas. El Estado regulaba la actividad a través de la legislación y las normas correspondientes, y las empresas tomaban las acciones necesarias para ajustarse a ellas y cumplir las metas dentro de las limitaciones fijadas por el gobierno de turno. Las normas aplicables eran potestad de cada empresa según sus políticas y las circunstancias del momento. Al estatizar la actividad, cada empresa pasó bajo la égida de Pdvsa e inmediatamente se procedió a reducir su número para lograr una mayor eficiencia y tener operadoras de un nivel similar que se determinó en tres: Lagoven, Maraven y Corpoven. Más adelante, bajo la premisa de optimización se eliminó a las filiales, Pdvsa se convirtió en operadora y, finalmente, se la unió al ministerio y se convirtió al "dúo" en un instrumento totalmente político.
Durante ese proceso se llevó a cabo el ajuste gradual, pero cada día mayor de las condiciones y prerrogativas de los trabajadores debido al efecto espejo ante las condiciones de las otras empresas e instituciones del gobierno, sin que en ello tuviera la debida jerarquía la realidad de la contribución proporcional de cada sector al mantenimiento del país. Por otra parte, "flotaba" permanentemente la pregunta de si era o podía ser una válida aspiración por parte de Pdvsa siglo XX, mantener esas condiciones heredadas de la empresa privada, sobre todo tomando en cuenta que las filiales nunca se manejaron con criterios totalmente ligados a y resultantes de una verdadera competencia por los recursos disponibles, sino que en cierta forma se asignaban los recursos con criterios paternalistas y con un enfoque de reclamo generalizado sobre los usos, más que al reclamo expreso por las prácticas: lo que internamente se llamó el "bautizo con manguera". Más adelante y como era de esperarse, comenzó la aplicación de prácticas y condiciones de Pdvsa siglo XX a otros segmentos del Estado allegados a la actividad petrolera; el uso, sin que ello redundara en un éxito continuado para el receptor, de personal petrolero para desempeñar funciones fuera de la industria y la incorporación de personas que no eran de la industria en funciones dentro de ella, sin que privara una necesidad más allá de la representación del gobierno de turno. Eran circunstancias propias de la transición hacia la típica empresa del Estado venezolano.
Con el correr del tiempo Pdvsa siglo XXI se ha convertido en la más distinguida representación del Socialismo del siglo XXI: es un instrumento político multipropósito.
Octubre de 2913.
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