domingo, 3 de agosto de 2014

Petróleo y corrupción

En nuestra historia, con muy pocas, raras y contadas excepciones, los miembros de los equipos de gobierno que hemos tenido no se han destacado por su honestidad. Entendamos por corrupción no solo el acto en sí de incurrir personalmente en un hecho doloso, sino el de conocer y dejar pasar, y por lo tanto, ser partícipe del hecho; no solo referido al dinero sino a los principios.

La tentación de "ponerle la mano" al petróleo siempre fue una de las primordiales razones para propender hacia y razonar a favor de su estatización, usando desvaríos políticos y filosóficos para justificarla, sin tomar en cuenta que, como se ha afirmado en política: no somos "suizos", condición que a todas luces sería indispensable para que pudiéramos pensar que el petróleo en manos de nuestros gobiernos pudiera ser bien manejado, en última instancia, en beneficio del desarrollo del país y de su gente. A la prueba nos remitimos.

Mientras el petróleo estuvo en manos de la empresa privada siempre nos produjo algún grado de progreso en beneficio del país, a pesar del constante intento de tener una empresa del Estado que fue la CVP, y de todas las medidas dilatorias y obstaculizadoras de la acción que frenaron el desarrollo de la actividad privada en la industria. Mientras se le dio licencia a las empresas, como fue el caso de los primeros gobiernos después del oscurantismo y durante la época de Pérez Jiménez, la producción y la actividad en general fue ascendente. Cuando se inició la etapa democrática, comenzaron los subterfugios en forma de razonamientos políticos y filosóficos para frenar el ritmo de la actividad petrolera privada y, por ende, su crecimiento potencial y el desarrollo del país y de su gente, en función la actividad petrolera.

Por otra parte, mientras la actividad petrolera estuvo en manos de la empresa privada, y a pesar de las trabas y obstáculos que los gobiernos le impusieron al sector, el país tuvo un desarrollo sin mayor inflación, al estilo de los países del sur de estas últimas épocas. Esa realidad iba a cambiar radicalmente a partir de la estatización del petróleo. Recordemos que el petróleo como fuente de ingresos quedó perjudicada en su capacidad de generar ingresos (aumentar la producción y adecuar las instalaciones de refinación) debido a los retrasos que los gobiernos le impusieron a la actividad en materia de nuevas áreas y de la ampliación de las instalaciones durante muchos años y que hizo que a Pdvsa siglo XX le tomara veinte años recuperarse de los atrasos en la producción y en las características de sus instalaciones de refinación, investigación y comercialización.

En cuanto a la economía, el desarrollo del país y el desarrollo humano de su gente, al frenar la actividad petrolera, redundó en los traumas propios de esa realidad al no ser "suizos": reducción de la producción y la refinación, inflación, uso de los fondos del petróleo para su desarrollo cuando antes no era necesario, sobregiro en el presupuesto nacional por ser nuevos ricos con aspiraciones desbordadas, disposición de gigantescas y crecientes cantidades de fondos en función electoral y política, etc. Aparte de eso, desde la estatización todos los fondos han sido del gobierno de turno. En un parpadeo en el siglo XX nos dimos cuenta de que no podíamos seguir así y abrimos las puertas al capital privado como lo acaba de hacer México. Pero nuestro subdesarrollo nos llevó a la ilusión de imaginarnos que un gobierno podría ser omnipotente. El hecho de no ser "suizos" y manejar todos los fondos nos ha llevado en última instancia a desarrollar un pensamiento y una actitud basada en mecanismos de corrupción total en cuanto al manejo del poder y en cuanto a todo lo que de él se derive. La consecuencia es el caos que vivimos y del cual será muy difícil salir.

odoardolp@gmail.com

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