En retrospecto es importante analizar en frío los distintos momentos de nuestra acción en materia petrolera por parte del Estado. En los inicios de la actividad hacia fines del siglo XIX y los primeros 40 años del siglo XX, el Estado otorgó concesiones y la industria petrolera conformada por las empresas extranjeras llevaron a cabo las actividades de exploración, producción, refinación, transporte y comercialización de crudos y productos y a partir del gran reventón Venezuela incursionó en el panorama universal y pasó de ser un país netamente agrícola a un gran país petrolero. A partir de ese momento comienza la pregunta de cuánto petróleo producir y qué hacer con él. Se trataba de un país con inmensos recursos sin preparación alguna para dirigir la actividad petrolera para lo cual comienza entonces la formación de los recursos humanos venezolanos en materia petrolera y la creación de oficinas y escuelas de estudios relacionadas con el petróleo. Nacen las leyes del Trabajo y de Hidrocarburos y los sindicatos petroleros. Se dan concesiones para incrementar la producción. Se usa la Ley de Impuesto Sobre la Renta para maximizar el ingreso petrolero y se intensifica la fórmula de impuestos para aumentar los ingresos del Estado. Hasta allí camina el crecimiento de la actividad y aparece el Medio Oriente como inmenso productor de petróleo y como iniciador de la "estatización" de la actividad petrolera.
Hacia fines de los años 40 se autorizan las grandes refinerías de Falcón y comienza la intervención, con mareos de izquierda, por parte del Estado en la comercialización de los crudos y productos: se fijan los precios de la gasolina, se inicia participación como comercializador internacional y se dictan la política de "no más concesiones" y el "fifty-fifty". Se inicia el estancamiento de la actividad petrolera y de su desarrollo. Continúa el desarrollo incremental de la capacidad de formación de recursos humanos en materia petrolera. El gobierno de Marcos Pérez Jiménez otorgas nuevas concesiones. Cae Pérez Jiménez. La dinámica del petróleo resquebraja los precios del crudo a nivel internacional y esa realidad afecta la comercialización de nuestros crudos y productos y el ingreso para el Estado llegándose a la creación de la OPEP como mecanismo para controlar la producción de crudos y mantener los precios. El Gobierno trata por todos los medios impositivos de incrementar los ingresos pero desatiende la opción de permitir una mayor producción a través de la incorporación de nuevos campos debido a la fórmula de "no más concesiones".
Comienza la estatización de la actividad petrolera y con ella su declinación. Se inicia una nueva estrategia con la creación de la CVP como ruta para el desarrollo de la actividad de la industria. Cero progreso. Luego vino la idea de la estatización a través de Pdvsa, a pesar de los riesgos implícitos que el Estado desestimó. Se convertía una industria con recursos humanos muy calificados en una empresa del Estado: se absorbía una industria calificada pero declinante y sin planes a futuro que se convertiría en una gran empresa hasta que su incapacidad financiera limitó su crecimiento y hubo que llamar a las empresas que anteriormente habían sido sus propietarias, para continuar el camino de crecimiento.
Lo demás es historia reciente y conocida. La base del crecimiento del país convertida en instrumento de una parcialidad política durante quince años en los cuales el mercado y sus circunstancias nos van dejado fuera de juego.
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