domingo, 3 de agosto de 2014

Los petroleros y sus condiciones

Trabajar en la industria petrolera pre estatización significó pertenecer a un conglomerado empeñado en lograr y cumplir con los objetivos de la empresa y mejorar las condiciones de vida personales. Para lograr los resultados que se proponía, la empresa contrataba los mejores recursos humanos cónsonos con su política de selección de personal y de remuneración que le permitía mantener y pagar niveles de sueldos competitivos y ofrecer condiciones de trabajo complementarias que la hacían atractiva para el personal. No pocas veces se planteó la alternativa para los individuos de pasar al sector público si convenían en recibir condiciones de empleo desventajosas con respecto a las vigentes en la industria. Incluso, la remuneración de los empleados con condiciones internacionales por mucho tiempo se consideraron las de un país de salarios locales sin que privaran condiciones preferenciales de remuneración: se pagaba lo mismo a los extranjeros que a los venezolanos. A medida que las circunstancias del país comenzaron a deteriorarse, fue apareciendo una diferencia entre los extranjeros y los venezolanos, pero siempre se mantuvieron condiciones de empleo competitivas con las mejores existentes en el país para los trabajadores contratados localmente.

La estatización de la actividad petrolera cambió radicalmente la política de remuneración y las prerrogativas de sus ejecutivos. Comenzaba la comparación odiosa de una empresa exitosa y productiva con las otras empresas y organizaciones del Estado con múltiples carencias gerenciales, que abrían cuestionamientos en cuanto a cuáles debían ser sus condiciones. Pdvsa Siglo XX pensaba, con razón, pero en situación cada día más indefendible para quienes tomaban las decisiones, ante una comparación con sus pares que mostraba una diferencia significativa. (Sobre todo en cuanto al uso de las instalaciones y equipos por parte de personas ajenas a las empresas pero acostumbradas a que los activos de las empresas del Estado fueran para uso de los gobernantes y no solo para los ejecutivos de las empresas propietarias de los activos). No era raro que un ministro, un diputado o un senador pidiese usar un avión de las petroleras como si fuera de su propiedad y se sorprendiera que, (indebidamente para él) se le indicara que no estaba disponible. Sin embargo, el ministro de turno disfrutaba de una casa vacacional en instalaciones de las empresas con absoluta y total preferencia.

En cuanto a los salarios propiamente, la situación trepó sobre el tobogán de una pérdida cada vez mayor de competitividad frente a las empresas que deberían tomarse en cuenta para fines de una justa comparación. Empezó por la comparación del sueldo (¿cuál?) del ministro con el del presidente de Pdvsa y en igual grado para con otros ejecutivos de otras empresas y rangos dentro del sector gubernamental. Esto trajo como consecuencia que se iniciara u éxodo sobre todo dentro de los grupos de personas más jóvenes y bien calificadas que estaban en la etapa inicial de su carrera.

Pdvsa Siglo XXI ha seguido marcando la pauta del deterioro descomunal que ha sufrido el país. Y con la unificación de presidente y ministro en una sola cabeza se ha igualado en deterioro la realidad de Pdvsa y sus resultados con los del país. ¡Y todavía alguien piensa que los botados regresarán disminuidos en ingreso y en calidad de vida!               

Odoardolp@gmail.com

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