domingo, 3 de agosto de 2014

Desarrollo humano: ¿objetivo u obligación?

El desarrollo es el resultado de las acciones ejercidas por la sociedad. Todos los sectores promueven el desarrollo y en la medida que sean exitosos en su actividad, contribuyen con su producto o servicio a la satisfacción de las necesidades de sus accionistas o el desarrollo social, o ambos. El Estado lleva la mayor carga, y sus accionistas son la gente; el conglomerado social para con el cual debe actuar, para proveer las condiciones que hagan viable el logro de su desarrollo integral. Si entendemos que el Desarrollo Humano, en sus dimensiones, es la verdadera medida del progreso de una sociedad y, si aceptamos que individual y colectivamente tenemos la responsabilidad y la obligación de conducir el país hacia su desarrollo, debemos comprometernos con un proceso en el cual contribuyamos al desarrollo del país siendo actores principales de ese proceso.

Nuestro país ha intentado todos los caminos con planteamientos desde los extremos de izquierda y de derecha, con un vaivén y una mezcla insólitas, sin que se haya logrado el desarrollo continuado y progresivo de nuestra sociedad. Solo se ha logrado el distanciamiento entre la mayoría más pobre y una minoría más rica. Y todo eso ha sucedido con inmensos recursos que habrían permitido convertir a nuestro país en una potencia económica internacional de calidad de Primer Mundo, de mundo desarrollado. Y nosotros mismos somos los culpables de esa realidad, a pesar de la eterna excusa que culpa a otros. No hemos sido capaces de incorporarnos colectivamente a un enfoque en nuestra forma de pensar y de actuar, de ser miembros del mundo globalizado. Solo en pocas actividades hemos logrado destacarnos y formar parte de ese mundo globalizado. Una de ellas fue la industria petrolera del siglo XX, que formó parte destacada de ese Primer Mundo.

Hemos llegado al momento en que ya no podemos justificar nuestros resultados en materia de desarrollo, de Desarrollo Humano y lo que pudiéramos razonar como un objetivo ya no podemos dejar de llamarlo una obligación: Nuestra Obligación.

¿Y que hay que hacer?

Continuamos con las mismas promesas de siempre: la industria petrolera seguirá siendo propiedad de la nación; vamos a mejorar la educación; vamos a dejar de regalar lo que es de todos; nos ocuparemos de la gente; les daremos seguridad social, jurídica y personal. En fin, lo que todos necesitamos y que ha sido la oferta permanente no convertida en realidad. Por el contrario, cada día hace falta más. Queremos y tenemos que ocuparnos de la gente, pero no hemos encontrado el camino para que esa gente crea y sienta que ella es nuestro objetivo y que vea, a través de los resultados, evaluados por ellos mismos, que sus condiciones, su Desarrollo Humano, en términos de sus dimensiones, hayan mejorado y sigan en proceso de mejoramiento. ¿Por qué? Porque lo que ofrecemos no es producto de las necesidades y prioridades determinadas por y para la gente, obtenidas directamente de ellos y en cuya ejecución ellos participen.

Un nuevo proceso de este tipo requiere un profundo cambio de enfoque basado en una ideología orientada a beneficiar a la gente. Una ideología basada en un enfoque democrático que incorpore a la gente como miembro activo de su propio desarrollo, haciéndole entender que tiene que involucrarse en su propio desarrollo, en su Desarrollo Humano.

odoardolp@gmail.com http://odoardolp.blogspot.com

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