domingo, 3 de agosto de 2014

Petróleo: algunas verdades

La actividad desarrollada por las empresas petroleras extranjeras en el país fue la que en fin de cuentas nos permitió salir del oscurantismo cuando el tiempo nos deparó la desaparición de la hegemonía de La Rotunda, a la que iban quienes decían y hacían lo que pensaban. Esas petroleras se convirtieron en el tiempo y con el decir de los políticos, en nuestros enemigos y no en nuestros aliados para lograr una nueva y mejor Venezuela. Con la excepción de las etapas en la que se dieron concesiones, el camino siempre estuvo empedrado de buenas intenciones pero la verdadera acción estuvo siempre teñida de una rencilla desarrollada con fines políticos para generar identificación de los gobernantes con el pueblo y figuración para los "formadores" de opinión que buscaban su propio beneficio, atacando a las petroleras, cuando en fin de cuentas debimos haberlas cortejado para nuestro beneficio y el de la gente del país. En ese proceso podemos marcar cuatro etapas: la anterior al gomecismo y el post gomecismo, la de Pérez Jiménez, la de la democracia y la del llamado socialismo del siglo XXI.

Hasta el fin del gomecismo y durante la etapa inmediata a él, la actividad fue de crecimiento y búsqueda de un acomodo de la relación entre el país y las empresas, en base a una reglamentación que fijara las bases para que pudiera haber una explotación fundada en normas que en cierta forma fueran equitativas y hubo progreso de la industria en manos del capital privado y del país en su proceso de modernización y durante el período de Pérez Jiménez, hubo un crecimiento importante de la actividad petrolera.

El advenimiento de la democracia representativa trajo consigo las tesis del control de la actividad y la ilusión de la posesión y el castigo a la fórmula de concesiones, como si ella no hubiera sido la que nos convirtió en país moderno. Comenzaban los dolores de convertirnos en un país con tendencias gobernantes de "izquierda" en la búsqueda de una "solución" a los problemas de un país que clamaba con todo derecho por mejores condiciones de vida, pero al que los gobernantes de turno no estaban en capacidad de proveerle la solución, empeñados en aplicar conceptos reñidos con las fórmulas de progreso que usaban naciones más aventajadas. Privaba la tesis política de "izquierda" sobre aquellas que comprobadamente ofrecían mayor desarrollo y crecimiento. Había que "controlar" al capital extranjero y principalmente al petrolero para poder lograr el desarrollo del país. Después, no más concesiones. (Pero sin ellas ¿cómo crecería el país?) Entre tanto, los vaivenes del mercado petrolero hacían su agosto sobre la suerte de nuestro país y se optó por culpar de nuestros males a los países desarrollados y a las empresas petroleras, a las que se decidió exprimir y limitar en su actividad, en vez de permitirles ser instrumento creciente de nuestro desarrollo. Se estatizó la industria con las celebraciones del caso y comenzó el proceso de convertir a Pdvsa en una empresa verdaderamente "venezolana".

Durante la etapa del llamado socialismo del siglo XXI, comenzó la guerra a muerte contra la poca independencia que le quedaba a Pdvsa, para convertirla inicialmente en suplidora de "un milloncito", decapitándola después en plaza pública, para convertir la actividad, finalmente, en un emprendimiento inviable, virando peligrosamente hacia la categoría de país inviable.      

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