Las diferentes culturas que interactuaron a través de los años con la cultura nacional, conformaron un individuo con características propias. En esa interacción influyeron los holandeses e ingleses de la Shell y los estadounidenses de las compañías de origen americano como la Creole, la Mobil, la Mene Grande y otras de menor dimensión. En cada región, una empresa que no era siempre la misma, era "la compañía". Unas operaban a nivel nacional como la Creole, otras, como la Shell, estaban circunscritas, primordialmente, a una región. Todas trajeron su caudal de conocimientos, procedimientos y comportamiento que, unidas a las costumbres sanas venezolanas, fueron conformando la personalidad de ese petrolero venezolano.
Para ese petrolero, lo principal era su trabajo, enmarcado en las prácticas que había aprendido y asimilado de su interacción con las culturas de las empresas multinacionales. Era respetuoso de las diferencias de opinión y trabajaba en un ambiente de amistad y de respeto mutuo, con un entendimiento de que su actuación tenía que responder a los intereses de la empresa, teniendo en cuenta el cumplimiento de las normativas internas y las leyes y reglamentos del país, propiciando y promoviendo en la medida de las posibilidades de cada empresa, la contribución al desarrollo del país, fuera de la actividad intrínseca de cada empresa.
Generalmente, el petrolero no participaba en la política; se remitía a hacer su trabajo de la mejor manera posible buscando mejorar su capacidad y lograr su superación en el trabajo, con el objetivo de progresar para su beneficio y el de su empresa. Participaba en actividades educativas, en asociaciones profesionales y culturales y prestaba su concurso en actividades relacionadas con las comunidades a las que pertenecía. Se relacionaba con las instituciones y organizaciones, tanto para lograr su concurso como para asistirlas en sus necesidades a título personal. Su movilidad era una condición de trabajo ya que la empresa lo asignaba de acuerdo con sus necesidades, para fines de llevar a cabo su trabajo y para su formación y desarrollo personal. Las metas y fechas eran de obligatorio cumplimiento y se hacía todo el esfuerzo necesario para cumplirlas, siendo común un esfuerzo excepcional para los cierres que se requirieran en el calendario. El petrolero aceptaba e incorporaba estas condiciones y realidades a su modo de vida debido a su identificación con la empresa y a su confianza en ella; había una certeza de que cuando fuera necesario, la empresa saldría a ayudarlo. Existían los mecanismos para la consideración de las situaciones personales, que formaban parte de esa relación.
Como contraprestación, la empresa le ofrecía la remuneración, los beneficios y las condiciones de trabajo necesarias para que se dedicara plenamente a cumplir con sus obligaciones. Lo reconocía y lo trataba como persona, como individuo, y lo tomaba en cuenta como miembro importante de la comunidad de su empresa. Era común ver a los trabajadores incorporarse en las actividades que se llevaban a cabo en las distintas regiones en las que la empresa mantenía tenía actividades, organizando actos y eventos de diversa índole en los que su participación conllevaba una identificación y dedicación personal para con lo que estaba haciendo. Ese petrolero era un miembro distinguido y responsable de su comunidad.
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