domingo, 3 de agosto de 2014

El petróleo y los políticos

Querámoslo o no (o quiéranlo o no), los políticos han trazado el camino petrolero utilizando la argumentación y las estrategias que les han parecido convenientes a sus propósitos y alegando las supuestas conveniencias para el país y su gente. A ellos le corresponde hacer el "Mea Culpa" a la manera de San Juan Pablo II en cuanto a los errores de la Iglesia, sobre el camino recorrido con el petróleo y el poco o nulo beneficio que ha significado para nosotros como individuos y como ciudadanos de un país que ha pasado de ser creador y defensor de libertades y generador de aspiraciones, a uno en el decadente proceso de convertirse en paria.

También, querámoslo o no (o quiéranlo o no), el petróleo ha sido y, por lo visto, cada vez será en mayor grado, el proveedor único de nuestra fuente de ingresos para generar una capacidad de progreso. Sin embargo, dado que a todas luces como que ya perdimos el tren (o la "guagua" de tracción de sangre) y nuestro futuro es cada vez más escabroso, si en verdad queremos progresar, habrá que reformar el enfoque político petrolero reconociendo abiertamente los errores cometidos y comprobando con hechos y acciones, el propósito de enmienda y las acciones que se tomarán para asegurar que lo pasado no vuelva a suceder. No basta con retrotraernos a situaciones y acciones anteriores que pudieran aparentar éxitos, ni decir que el cambio en el enfoque dará los resultados necesarios para el progreso. Será necesario enumerar y enunciar los errores cometidos en materia petrolera y las acciones que se tomarán para asegurar una nueva dirección que sea muy difícil cambiar. No basta con decir que manejaremos bien y correctamente la política petrolera que viene siendo el qué, sino cómo la manejaremos para que podamos tener algún grado de seguridad de que no seguiremos cayendo y levantándonos para volver a caer. Y hay que hacerlo en forma creíble.

La fórmula del examen post mortem (Mea Culpa) sería la indicada. Cuando hay un accidente, primero se hace un análisis de los hechos y luego de las consecuencias y al analizar los hechos, simple y llanamente, se identifican y reconocen los errores, porque el objetivo del ejercicio es el de identificar y reconocer lo que pasó y luego proponer las acciones necesarias y tomarlas (como debió hacerse en Amuay y no se ha hecho) y también se anotan los daños y las pérdidas causadas por las acciones inconvenientes. No basta con analizar el accidente y decir que no volverá a suceder porque ahora si lo haremos bien, porque resulta que a la luz de las realidades no lo hemos hecho bien: tenemos que reconocerlo y decirlo. No es cuestión de buscar culpables (mecanismo tradicional) sino de tomar las medidas correctivas necesarias al analizar los hechos y ofrecer las soluciones concretas, pero abierta y públicamente.

La industria petrolera ha ido en descenso desde que iniciamos la política de estatización de su operación con la fatídica frase de "no más concesiones". El país, aún con los inmensos ingresos en la última media generación, está en situación de caos, que no solo es la culpa de este gobierno (¿quién le dio el garrote?), sino que la explotación petrolera que ahora es la única salvación, está convertida en un despojo de guerra. Se hace necesario iniciar un proceso para que los políticos logren la credibilidad necesaria para iniciar un nuevo proceso.

¿Cuándo se iniciará el "Mea Culpa"? ¿Quién va a iniciar el proceso? ¿Quién tirará la primera piedra?

odoardolp@gmail.com    

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