domingo, 3 de agosto de 2014

Nuestro panorama petrolero

Nuestra conveniencia como país petrolero siempre ha sido atender e incrementar hasta el máximo el mercado de Estados Unidos, incluyendo en ese destino instalaciones propias de refinación para asegurar, en un volumen importante, la colocación de nuestros crudos de mala calidad. En otros mercados colocábamos algunos tipos de crudo especiales y algo de nuestra producción para poder incorporar nuestra producción en el área circundante a nuestra ubicación geográfica. Ese mercado, además, paga de inmediato, en divisas y en efectivo y conlleva la menor carga por concepto de flete y tiempo de entrega.

El incremento de los precios del petróleo en razón de las medidas políticas (OPEP) y del crecimiento de la economía mundial, hicieron factible la explotación de yacimientos cuyo costo había sido inmanejable. Canadá ha aumentado su producción y México acaba de desbloquear su industria. Así, el mercado más grande del mundo está en vísperas de ser exportador y tendrá petróleo de sus vecinos inmediatos, y los países de nuestro hemisferio que pudieran ser consumidores de nuestra producción igualmente se van acercando a la autosuficiencia o a la condición de exportadores. Incorporemos los incrementos de producción y disponibilidad en el Medio Oriente de crudos de alta calidad cuyo destino será la India y China. A este panorama debemos agregarle la estrategia petrolera del Socialismo del Siglo XXI, que contempla la intensa desatención de la producción y refinación de petróleo con las consecuencia nefastas que ya se hacen obvias, el regalo del combustible a los consumidores nacionales y vecinos (extracción), la importación de productos, el financiamiento con fines políticos inconvenientes e innecesarios con condiciones de regalo a los países del continente. Si unimos eso a un estancamiento con tendencia a la baja de los precios del petróleo, las crecientes y desbocadas necesidades del país en términos de divisas para tratar de subsanar los desaciertos del gobierno de turno, además de las acciones con fines "independentistas" y de financiamiento con ventas a China y la India, que conllevan una reducción real del rendimiento de la comercialización en razón de los precios y el flete involucrados por la distancia, debemos concluir que el futuro de nuestra actividad petrolera y de nuestra posición como "potencia" se hace cada día más débil, más frágil y más difícil de recuperar.

Con una política petrolera como la que se ha llevado a cabo durante los últimos quince años, que ha reducido significativamente la producción de crudo y productos con la consecuente reducción de los ingresos en divisas; con una política desenfrenada de ataque al sector privado y falta de capacidad de inversión por parte del Estado con la consecuente inseguridad para los inversionistas que ha resultado en una incapacidad para producir; con una situación deficitaria creciente en términos de balanza de pagos;  con una población creciente; con una infraestructura nacional deteriorada y desatendida en su obligatorio mantenimiento y desarrollo; con el mayor, creciente, ineficiente e improductivo sector público compuesto por las organizaciones y empresas del Estado; todo agregado a una situación de inseguridad personal y económica; agregados a los altos niveles de desempleo y de empleo improductivo e inflación, nuestro camino a futuro está definitivamente marcado de negatividad.

Debemos pensar seriamente si podemos seguir creyendo que el petróleo pueda financiar y sustentar el crecimiento del país en la medida en que hasta ahora pensábamos que podía hacerlo para seguir "surfeando". Son obligatorios el examen de conciencia y el propósito de enmienda.

odoardolp@gmail.com    http://odoardolp.blogspot.com

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