Los políticos en función pública siempre han considerado que las instalaciones de las empresas del Estado son para el disfrute de las personas que conformen los cuadros del mando político del partido de turno. Cuando se estatizó la industria petrolera comenzó el proceso de doma de Pdvsa, es decir, el proceso de conformarla a las prácticas y costumbres de una empresa propiedad del Estado venezolano. Debemos anotar aquí que en la industria privada, normalmente los miembros de las juntas directivas eran gente de la industria o allegada a ella a través de una relación extensa con el trabajo petrolero.
La primera manifestación de eso fue la designación de la primera junta directiva de Pdvsa. Sin reducir los méritos de los designados, solo uno era miembro activo proveniente de la industria. Posteriormente, eso fue modificado en el camino al designarse miembros mayoritariamente provenientes de la industria. Se necesitaba gente que conociera el negocio petrolero para darle continuidad y propender al éxito de la gestión, aparte de que el trabajo era a dedicación exclusiva y la gestión requería constancia de propósito y de esfuerzo.
Al inicio, entre otras cosas, la junta directiva de Pdvsa aprobaba el presupuesto de la empresa, e invertía los excedentes en divisas. Pdvsa pagaba el impuesto sobre la renta cuando le tocaba, sus directivos eran designados por cuatro años y su remuneración era asunto de los cuadros internos encargados de la materia. Las instalaciones y equipos de Pdvsa eran solo para el uso de su personal en funciones oficiales. Todas eran prácticas sanas para el mejor manejo de las actividades. Pero esto no cuadraba con los manejos tradicionales de las empresas del Estado, que en mayor o menor grado eran extensiones de los brazos políticos y se hacía necesario adecuar a Pdvsa a las prácticas usuales y la voluntad del partido y los dirigentes de turno.
La independencia inicial de Pdvsa trajo dificultades y se inició y mantuvo una lucha de poder con el ministerio y el ministro de turno en cuanto a quién era el jefe y quién decidía. El ministerio y el ministro de turno no entendían sus roles y querían tener una injerencia directa en la operación de la empresa. La declaración e impuesto sobre la renta se hacía de acuerdo con las necesidades perentorias no planificadas del Estado, a través de declaraciones sustitutivas. Se le llegó a solicitar que gestionara un préstamo a través de la entrega de petróleo.
El proceso fue obligando a Pdvsa a presentar su presupuesto al accionista representado por el ministro del ramo, se redujo a dos años el período de los directivos, se obligó a Pdvsa a enterar todas las divisas al Banco Central, a hacer aprobar por el ministro de turno la remuneración de los directivos de Pdvsa, se inició la incorporación de terceros no provenientes de la industria en forma permanente a la nómina de Pdvsa y sus filiales, se designó a ejecutivos no petroleros para la presidencia de la empresa, se inició el uso por parte de terceros de la infraestructura de la empresa. Finalmente, se interrumpió la cadena de sucesión a los más altos niveles de la industria, se eliminaron las empresas operadoras filiales y se convirtió a Pdvsa en la empresa operadora petrolera. Se había domado a Pdvsa para convertirla en una empresa parecida a Venezuela. Estaba domada. Más adelante se la decapitó.
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