Los políticos, al igual que toda persona, cargan con su responsabilidad en función de lo que sucede en el país con las leyes que resultan de su acción. En materia petrolera han hecho bastante al llevarla a donde está. Los resultados obligan a un cambio radical de estrategia con la consiguiente acción que en todo caso sería aplicable a casi todo el proceso de pensamiento para darle un vuelco a lo que ha venido sucediendo en el país. Finalmente, no hay excusas para no cambiar de enfoque: la situación es tan apremiante que no nos queda otro curso de acción si queremos enrumbarnos, verdaderamente, en una onda de crecimiento para beneficio de nuestros ciudadanos. No son sostenibles los criterios socialistas, comunistas o como se les quiera llamar, que sigan manteniendo la ruta trajinada desde hace tiempo y que nos ha llevado al fracaso. Los políticos, que son quienes legislan por nuestro sistema de partidos políticos, necesariamente tienen que convertirse en los promotores de un nuevo enfoque que redunde en beneficio de la población, asegurando un crecimiento sostenido en base a un Desarrollo Humano logrado con acciones económicamente sanas. Si en algún momento se trató de que no supiéramos, hoy en día ya lo sabemos y mal podríamos disimularlo.
En materia de petróleo, querámoslo o no, ya no hay vuelta atrás. La industria petrolera ya no es la misma. Sus curvas que en algún momento fueron tentadoras ya son plenas de desencantos y la acción desarrollada nos indica que es indispensable un cambio de política y de estrategia para salvar al país. Dado que la industria es rescatable pero Pdvsa no lo es, los políticos, en su fuero más interno, tienen que convenir en que la urgencia de las necesidades del país nos abre la puerta para desvestirnos del complejo de país subdesarrollado y comenzar a implantar los esquemas de los países desarrollados para salir adelante. Los ejemplos exitosos están a la vista y son copiables, porque, si no sabemos, debemos copiarnos, aunque no sea todo lo nítido que quisiéramos. Pero a falta de seguir experimentando con los enfoques ideológicos que nos han llevado a esta debacle, no sigamos improvisando y aplicando fórmulas del pasado o del presente que ya sabemos que no funcionan por la realidad que conlleva ser un país del tercer mundo. Dejemos a un lado el capitalismo de estado que no usa ningún país desarrollado y exitoso; olvidemos el enfoque del voto por hambre que no produce desarrollo; démosle a la gente la posibilidad de lograr su Desarrollo Humano y su autoestima como mecanismo para lograr el desarrollo del país y la libertad de la gente.
Pdvsa; hoy una empresa de tercera por el daño que se le ha causado, ya no es viable a corto plazo: se necesitarían otros 60 años de acción positiva continuada para recuperarla. Entre tanto, el país se nos desmorona y si pensamos que más de lo mismo es la solución, terminará de deshacerse y nos convertiremos en un paria del mundo. Como el petróleo es la única fuente inmediata de ingresos para las inmensas y apremiantes necesidades, la solución no está en recuperar a Pdvsa como quien busca recuperar un tesoro irremediablemente perdido, sino en buscar las fórmulas para reiniciar una actividad petrolera creciente, permanente y productiva que nos permita reincorporarnos como miembros distinguidos del mundo petrolero al cual alguna vez pertenecimos.
(odoardolp@gmail.com) (http://odoardolp.blogspot.com)
En materia de petróleo, querámoslo o no, ya no hay vuelta atrás. La industria petrolera ya no es la misma. Sus curvas que en algún momento fueron tentadoras ya son plenas de desencantos y la acción desarrollada nos indica que es indispensable un cambio de política y de estrategia para salvar al país. Dado que la industria es rescatable pero Pdvsa no lo es, los políticos, en su fuero más interno, tienen que convenir en que la urgencia de las necesidades del país nos abre la puerta para desvestirnos del complejo de país subdesarrollado y comenzar a implantar los esquemas de los países desarrollados para salir adelante. Los ejemplos exitosos están a la vista y son copiables, porque, si no sabemos, debemos copiarnos, aunque no sea todo lo nítido que quisiéramos. Pero a falta de seguir experimentando con los enfoques ideológicos que nos han llevado a esta debacle, no sigamos improvisando y aplicando fórmulas del pasado o del presente que ya sabemos que no funcionan por la realidad que conlleva ser un país del tercer mundo. Dejemos a un lado el capitalismo de estado que no usa ningún país desarrollado y exitoso; olvidemos el enfoque del voto por hambre que no produce desarrollo; démosle a la gente la posibilidad de lograr su Desarrollo Humano y su autoestima como mecanismo para lograr el desarrollo del país y la libertad de la gente.
Pdvsa; hoy una empresa de tercera por el daño que se le ha causado, ya no es viable a corto plazo: se necesitarían otros 60 años de acción positiva continuada para recuperarla. Entre tanto, el país se nos desmorona y si pensamos que más de lo mismo es la solución, terminará de deshacerse y nos convertiremos en un paria del mundo. Como el petróleo es la única fuente inmediata de ingresos para las inmensas y apremiantes necesidades, la solución no está en recuperar a Pdvsa como quien busca recuperar un tesoro irremediablemente perdido, sino en buscar las fórmulas para reiniciar una actividad petrolera creciente, permanente y productiva que nos permita reincorporarnos como miembros distinguidos del mundo petrolero al cual alguna vez pertenecimos.
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