domingo, 3 de agosto de 2014

El petróleo: la realidad y el futuro

El país está destrozado. Su infraestructura tiene un atraso y una necesidad inimaginables. (El elevado de la autopista del este y el ciempiés son del gobierno de Caldera I) Basta recorrer las carreteras, los puentes, las calles, las barriadas populares y las elitescas, ver las instalaciones industriales, la iluminación de las calles, las fachadas de los edificios, los parques públicos, la UCV (patrimonio de la humanidad) o el litoral central, para que nos demos cuenta de la situación de abandono. ¡Dramática!

Hay insuficiente capacidad de generación y transmisión eléctrica, contaminación ambiental, suciedad, insuficiencia en el suministro y la calidad de los servicios de seguridad, educación, médicos y de transporte, insuficiente suministro y disponibilidad de alimentos, incapacidad de producir los alimentos e insumos necesarios para la población (reemplazada por la importación), incapacidad que plaga a la gerencia de las  empresas del Estado: Cantv, Corpoelec, el parque industrial de Guayana, Pdvsa, Agropatria; gran endeudamiento a nivel nacional, que incluye no solo la deuda del Estado a través de mecanismos de financiamiento, sino la deuda causada por el atraso en la contratación colectiva y la falta de pago del gigantesco volumen de prestaciones y beneficios sociales de los trabajadores, incluyendo los botados de Pdvsa (y sus ahorros), unido todo a una reducción de los ingresos y de la generación de riqueza.

El cuadro descrito requiere una reingeniería del enfoque de todo lo que hemos venido haciendo durante mucho tiempo ya que, a la luz de la realidad, los mecanismos aplicados para la resolución de nuestros problemas nacionales no han sido efectivos. No basta con analizar a fondo el problema y usar los métodos y procedimientos tradicionales para resolver situaciones normales; se requieren acciones cónsonas con la emergencia  que inicien una reforma de nuestro país de manera totalmente nueva para salir de mal del que nos hemos estado muriendo desde hace mucho tiempo. (Hubo un intento que el país no entendió y que en última instancia nos ha llevado a la lamentable situación que hoy vivimos.) Para situaciones, realidades y momentos excepcionalmente difíciles y traumáticos como los que enfrentamos, solo son aplicables soluciones con nuevas acciones continuas apropiadas para resolverlos.

Con solo imaginar los desembolsos que se requerirán para resolver por los métodos tradicionales el cuadro que aquí explayamos, nos daremos cuenta de que no tendremos cómo pagar o financiar, entre otros: la reparación y ampliación, para adecuarla, de toda la infraestructura del país de uso público y de las empresas que pertenecen al Estado; el costo de actualizar la contratación colectiva del Estado, el pago de las prestaciones sociales a los extrabajadores del Estado a quienes se les deben; el monto de las inversiones en petróleo que se requieren para cumplir los compromisos contraídos con las empresas privadas y estatales y para actualizar y recuperar las instalaciones petroleras, los desembolsos necesarios para las instalaciones de educación, médicas y asistenciales, la inversión en infraestructura agrícola, cultural, de vivienda; pagar la deuda vencida e importar los alimentos.

¿Cuáles nuevos enfoques aplicaremos para superar el caos reinante que no conduzcan a una nueva frustración? Es el reto que enfrentamos.              

odoardolp@gmail.com

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