La caja negra de Pdvsa siglo XXI podría asimilarse a la que Pandora, creada por Zeus, abrió y encerraba todos los males de la humanidad que, una vez liberados y escapados afectaron al ser humano y solo quedó la esperanza.
Como propietario de una empresa y un producto que "es de todos", cada uno de nosotros tiene el derecho a tener mayores dudas fundadas sobre esa "caja de Pandora", debido a sus prácticas gerenciales orientadas hacia una actividad con fines políticos y externos.
Preguntamos sobre la situación financiera adecuada a las necesidades y decisiones políticas (de allí las explosiones en las refinerías y los derrames de petróleo de fechas recientes); los documentos de soporte de las prácticas y procedimientos administrativos, financieros, operacionales y gerenciales; los documentos que justifiquen las decisiones; las calificaciones y la valoración del personal y sus logros; la realidad de las diversas instalaciones de la industria, su mantenimiento y operatividad; los procedimientos de trabajo y la capacidad para tomar las decisiones correctas; si no se resuelve porque si se logra el éxito no le corresponde o porque si no es exitosa lo perjudica; si las decisiones se toman con criterios sanos gerenciales o en función política; si los planes, proyectos y programas son resultado de posibilidades imaginarias; si las acciones son investigadas y cuales son los resultados; si los conocimientos del personal a todos los niveles y la capacidad de los responsables pueden justificar las decisiones más allá del criterio de cumplimiento de órdenes recibidas; si hay métodos no ajustados a los procedimientos escritos o a sanas prácticas; si hay dedicación de recursos a acciones negadas con los objetivos intrínsecos de la empresa; el monto y la realidad de las deudas pendientes con suplidores y contratistas y de las deudas de la empresa misma con sus financistas nacionales e internacionales; de los compromisos adquiridos y sus razones; de los resultados de las auditorías internas y externas en relación con las prácticas gerenciales, administrativas, operativas, de seguridad y mantenimiento industrial; de los seguros de las instalaciones; de las evaluaciones y las acciones tomadas en materia de seguridad y mantenimiento industrial; de la cobertura de seguros para las plantas e instalaciones industriales; de las deudas y daños personales, físicos y morales, como resultado de la inseguridad, con los dolientes de las catástrofes; de eventuales pagos mayores como producto de las decisiones del estado en cuanto a sus antiguos socios y sus derechos; de las deudas con los "botados" y el manejo de los fondos de pensiones y los beneficios de los jubilados; de la capacidad para explorar, producir y aumentar la producción propia y de las empresas mixtas y transportar, refinar y suplir los productos requeridos por los clientes; de la necesidad de importar lo que debíamos estar produciendo y suplir los requerimientos financieros del estado para atender a la población; de aportar los fondos necesarios para cumplir las obligaciones con sus acreedores y socios en las empresas mixtas, además de los fondos requeridos para sus propias actividades.
Con esta inmensa e incompleta lista de preguntas y al abrir la "caja de Pandora", si fuera posible disipar las dudas y en conocimiento de las realidades, ¿quedaría la esperanza?
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