domingo, 3 de agosto de 2014

El petróleo: lo pragmático

A fines del Siglo XX, Pdvsa producía 3.000.000 b/d y 100.000 b/d era la producción de terceros. Hoy, Pdvsa produce 1.489.000 b/d y 911.000 b/d  son de terceros: una reducción de 1.511.000 b/d de producción propia de Pdvsa. Esta es una realidad. La otra es que para aumentar la producción de crudo y la capacidad de refinación, se necesitan grandes inversiones que incorporen los pozos cerrados, nuevos pozos de gas y de la faja, con su correspondiente infraestructura para el mejoramiento de los crudos; la reparación y, por qué no, la ampliación de la capacidad de refinación, la adecuación de toda la infraestructura de almacenamiento, transporte y embarque de crudos, gas y productos.  La dimensión de los desembolsos es cuantiosa y hasta cierto punto desconocida para quienes vayan a aplicar las soluciones en materia petrolera: hay un compás de adivinanza positivista en lo relativo a la posibilidad de recuperar a Pdvsa  para reconvertirla en la empresa de primer mundo que fue: misión imposible. Querámoslo o no, el cuadro requiere acciones nuevas y reñidas con los enfoques "nacionalistas" desarrollados hasta ahora. Nacionalista es que el país crezca, que la gente logre el Desarrollo Humano y la autoestima que le dé libertad de acción; no que sigamos pensando que el Estado tiene que "repartir" el ingreso petrolero. Démosle al ciudadano la posibilidad de ganarse el sustento a través del trabajo y que pueda votar por quien le ofrezca el mejoramiento de su capacidad en base a su propia habilidad, no a quien le ofrezca mayor dádiva.

En el caso del petróleo, el esquema de Estado empresario, en contraste con el  de Estado rector que privó hasta la estatización de la industria, no nos garantiza que los resultados no sigan siendo los mismos negativos. El Estado está entrampado al ser accionista mayoritario, propietario de la infraestructura de producción, de las facilidades de almacenamiento, transporte, refinación y embarque de crudos y productos, sin tener la capacidad de financiar su parte mayoritaria y sin tener la capacidad de endeudarse para las inmensas inversiones que son necesarias. Al Estado también le toca recuperar, actualizar y ampliar toda la infraestructura de un país destruido, en una situación similar a la que se presenta en el caso de la industria petrolera. Tiene "poker de aces" pero no tiene con qué jugar ni quien le preste. 

¿Qué hacer?

Primero que nada romper con los esquemas que nos han deparado los resultados desastrosos logrados hasta ahora.

¿Y en el caso del petróleo?

Abrir la puerta con condiciones seguras para que los que saben de petróleo y tienen la capacidad para invertir que nosotros no tenemos, vengan a restituir nuestro talante como el país petrolero que todavía podemos volver a ser.

¿Y Pdvsa?

Existe, pero desconocemos su verdadera realidad y sus deficiencias, que seguramente serán muchas. Inicialmente, deberemos redimensionarla a su rol petrolero de acuerdo con su capacidad verdadera de gestión, sin que nos guíe el pensamiento de que debemos recuperarla: ¿recuperar qué, si lo que se había logrado se perdió?  Las aspiraciones de que el personal botado regrese resultarán poco ajustadas a la realidad. Otras, relacionadas con una capacidad de gestión que fue de primer mundo, tampoco serán realidad. La Pdvsa que tuvimos pereció a fines del Siglo XX. Solo nos queda acordarnos de lo que fue y que la perdimos.

odoardolp@gmail.com

http://odoardolp.blogspot.com

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