Los gobernantes que hemos tenido, cuando no tuvieron los recursos necesarios para desarrollar el país, no supieron tomar las decisiones para desarrollar las fuentes de riqueza y permitir que el país pudiera crecer para beneficio de su gente. Por otra parte, cuando se tuvieron los recursos más que suficientes para crecer y convertirnos en una taza de plata, se procedió a despilfarrar toda la inmensa fortuna generada por el petróleo. En ambos casos se ha tratado de malos gobernantes, gente ilusa y con creencias y acciones políticas incapaces de lograr el crecimiento necesario para lograr el desarrollo de un país con un inmenso potencial.
Al principio, luego de la salida del gomecismo, hubo una acción que permitió el inicio de la modernización del país, pero luego vinieron los pensadores con teorías de "izquierda" y populistas que han usado los gobernantes de países atrasados dirigidos por una "elite" pensante y soñadora que cree en ambas tesis. Esa realidad, agregada al complejo de subdesarrollados del que hemos sufrido, solo nos ha permitido empobrecernos bajo la excusa de que los disidentes de las políticas que terminaban en nuestros desafueros eran enemigos del buen camino, pensando que a través del control por parte del Estado de los medios de producción y del control de precios y no a través de los mecanismos de oferta y demanda bien dirigidos, se podría desarrollar el país. En ese desiderátum y en esa carrera ingresó la actividad petrolera.
Primero comenzó la regulación y la limitación de las actividades de las empresas petroleras extranjeras con la consecuente reducción de la producción y de generación de ingresos que el país reclamaba para su desarrollo. Era la época en que la permanente e incontrolable variación de los precios en un mercado que nosotros no controlamos, nos llevó a asignarle la culpa de nuestros males al mundo desarrollado y sus malas intenciones. ¡Populismo! Así, comenzamos a buscar fórmulas irreales e ilógicas para generar ingresos a través de penalizaciones impositivas, en vez de buscar la lógica salida de aumentar la producción: aprovechar a las empresas petroleras para nuestro beneficio. Una cosa con la otra llegamos a la "salida" de crear nuestra "propia" empresa petrolera y, de allí, a la "política" de no más concesiones: el golpe de gracia a nuestro futuro.
Los riesgos probables que se evalúan en todo caso de toma de decisiones indicaban, por experiencia propia, que las empresas del Estado nunca son la mejor solución, confirmada esta apreciación por las decisiones de países más maduros, avanzados, desarrollados y progresistas que el nuestro, que optaron por fórmulas contrarias y opuestas a la defendida por nuestros gobernantes. A pesar de los riesgos reales y apoyándonos en razonamientos populistas, procedimos a estatizar la actividad petrolera, decisión que, sin tomar en cuenta las posibles consecuencias en base al riesgo, nos han llevado, gradualmente al principio y precipitadamente en el tiempo más cercano y en el presente, a una coyuntura con visos de tragedia operática.
La ilusa aspiración de ser "independientes" a través del control de los medios de producción y más concretamente del petróleo, en un caldo de control de precios, unida a la demostración de que somos un país verdaderamente subdesarrollado y corrupto, nos ha llevado al caos en el petróleo y a una insuficiencia nacional generalizada.
odoardolp@gmail.com
http://odoardolp.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario