Venezuela como país ha dependido de la suerte de los precios de los crudos, sobre los cuales poco ha podido hacer unilateralmente. Sus crudos mayoritariamente pesados y de mala calidad, requieren refinerías con plantas costosas y escasas adecuadas para procesarlos según sus características. Como la producción siempre excedió la capacidad de refinación y la ganancia fluctuaba de acuerdo con el mercado que la establecía, según el momento, en el crudo o en los productos, era siempre preferible tener la seguridad de colocar los crudos. Las multinacionales entendían esto y en el tiempo profundizaron la extracción de productos en sus refinerías del país hasta el momento de la estatización.
Al momento de su creación y debido a que tenía un gran excedente de producción de crudo en relación con su capacidad instalada de refinación, Pdvsa prosiguió con la profundización de la capacidad de refinación en la plantas en el país. Además y por cuanto su producción siguió aumentando y era necesario asegurar la colocación de sus crudos y minimizar los efectos negativos de las fluctuaciones de demanda y de precios, adoptó como política el arrendamiento y la adquisición parcial o total de instalaciones de almacenamiento y refinación en el mundo petrolero dentro de su área de influencia: así aseguraba la colocación de sus crudos y la flexibilidad necesaria para evitar los vaivenes del mercado. Adicionalmente, para el momento en que Pdvsa adoptó esa política estaban disponibles en el mercado a muy buen precio una serie de instalaciones de almacenamiento y refinerías en las cuales se obtuvo el uso y la participación a través de negociaciones alineadas con esa estrategia orientada a la incorporación de los mercados para los crudos venezolanos aguas abajo.
Entre otras, se incorporó, bajo contrato de arrendamiento, la antigua refinería de la Shell que, había formado parte del parque refinador del crudo venezolano, que la Shell le "regaló" a Curazao; se negociaron participaciones con Citgo y Champlin para incorporar refinerías de conversión profunda adecuadas a nuestros crudos y asegurar su colocación, se incorporaron tanqueros que permitieran efectuar las ventas directas al consumidor final, evitando las ventas a través de intermediarios que mermaran los ingresos para Pdvsa. En algunos casos, se incorporaron refinerías que tenían una simbiosis con ciertos tipos muy particulares de nuestros crudos. Un interesante efecto adicional era la posibilidad de tener presencia en otras empresas con actividades en mercados fuera de nuestro país: el concepto de internacionalidad de nuestros ejecutivos. Se aplicaba el criterio de planificación a largo plazo orientada a la introducción de instalaciones con el objeto de lograr la integración vertical para incorporar la producción al los mercados de consumo. La acción contemplaba también fortalecer a la industria petrolera venezolana y confiar en ella para tomar decisión comercial y gerencialmente sanas como elemento indispensable para asegurar el sostenimiento de las necesidades financieras requeridas para el desarrollo del país. Todo lo anterior y muchas otras acciones tuvieron lugar dentro de la empresa de Primer Mundo que fuera la Pdvsa siglo XX.
Hoy la realidad sigue a la acción política: producción declinante, refinación en el suelo, importación de productos refinados: la inviable Pdvsa siglo XXI.
odoardolp@gmail.com
http://odoardolp.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario