domingo, 3 de agosto de 2014

El petróleo y sus relaciones

Las compañías petroleras tenían diversos tipos de organización. La Shell tenía una directiva orientada de manera funcional en la que el director encabezaba y dirigía en cada caso su especialidad: producción, refinación, mercado internacional, mercadeo interno, recursos humanos, finanzas, relaciones públicas, computación, exploración, etc. Por debajo de ellos estaban los cuadros organizativos de cada función. A nivel regional, la organización fue evolucionando de una descentralizada a una consolidada regionalmente a nivel de las áreas operativas, con contrapartes de las funciones. La Shell de Venezuela llegó a ser la coordinadora regional de lo que se llamó el Centro Regional Caracas (CRC), producto de ser vista y reconocida por su capacidad gerencial. La Creole tenía un enfoque distinto. Pocos directores que coordinaban y orientaban las actividades de los gerentes generales, quienes dirigían las actividades operacionales en comunión con sus organizaciones regionales.

Estas empresas rendían cuenta de sus actos a sus respectivas casas matrices, de las que recibían la delegación necesaria para la ejecución de sus actividades dentro de los programas y presupuestos aprobados en cada caso. Conforme a las políticas y prácticas generales aplicables en cada grupo al que pertenecían las empresas, se determinaban las condiciones de trabajo y las prácticas operativas de acuerdo con las circunstancias y condiciones de cada una. Cuando era necesario, las empresas trabajaban en conjunto para lograr que las condiciones básicas fueran similares. Este era el caso de la contratación colectiva con las federaciones de trabajadores petroleros. Las empresas designaban un equipo negociador y uno de respaldo a los negociadores, para discutir y convenir las condiciones de trabajo para el personal cubierto por el contrato colectivo.

Las compañías mantenían relaciones de enlace con los ministerios y oficinas del gobierno dentro de una relación de respeto mutuo. Los roles estaban claramente definidos: el Estado fijaba las pautas y las reglas y las compañías las seguían para operar. En casos se procedía a comprobar la realidad, como cuando hubo que justificar los costos de personal partiendo de los libros de la empresa, en el caso de una contratación colectiva. A nivel regional, las compañías eran objeto de supervisión técnica por parte de las oficinas regionales del Ministerio de Minas e Hidrocarburos. Los proyectos eran objeto de presentación para su aprobación ante el ente gubernamental correspondiente, como era el caso de todos los proyectos de construcción o reforma de las instalaciones petroleras, de los aspectos relacionados con la seguridad de las instalaciones, el ambiente, la seguridad física de las áreas petroleras, etc.

Los miembros de las distintas compañías mantenían sus contactos profesionales dentro de sus áreas de responsabilidad y la materia petrolera se discutía en jornadas técnicas y profesionales que se realizaban bajo los auspicios de las asociaciones profesionales y en la cuales participaban los profesionales de la industria, del ministerio, los técnicos petroleros y los políticos. En ellas se discutía sobre toda la gama de temas relacionados con la actividad petrolera y se manifestaban las opiniones y los enfoques profesados por los distintos participantes. El petróleo era tema de discusión a nivel nacional.

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