domingo, 3 de agosto de 2014

Petróleo: público o privado

Si analizamos crudamente nuestra realidad como país petrolero y nuestro desarrollo como país, producto de nuestras acciones en el manejo de esa actividad, llegaremos necesariamente a la conclusión de que nos hemos equivocado. Querámoslo o no, nuestra suerte, ahora más dramáticamente que nunca, depende del petróleo,  ya que lo que habíamos desarrollado en otras áreas lo hemos destruido lenta pero efectivamente a pesar de la ventajas con las que la naturaleza nos ha bendecido. Esa realidad se ha hecho innegable con nuestro transcurrir de los últimos 15 años, durante los cuales nos hemos "dado el lujo" de hacer todo lo que en cualquier libro primario de desarrollo se establece como "prohibido".

Debemos entender que por la acción del Estado durante estos últimos quince años, las circunstancias se han agravado hasta el punto de que cualquier desarrollo que lográramos en el pasado para depender menos del petróleo, se dilapidó con una acción equivocada en todo sentido en materia de petróleo, producción agrícola, turismo, producción industrial (privada y del nuevo Estado capitalista), Desarrollo Humano en términos de servicios provistos por el Estado incapaz, y pare de contar. Esa realidad nos ha retrotraído a etapas de nuestra historia que hubiéramos querido haber superado definitivamente y que ahora nos obligan a tener que rehacer lo bueno que hemos destruido, con la desventaja de que por el estancamiento, el mayúsculo retroceso relativo y con la anarquía que se ha convertido en uso y costumbre, casi que tendremos que comenzar de cero en términos de la tarea que tendremos por delante, cuando al fin nos demos cuenta de que no podemos seguir con las locuras que se han convertido en nuestro pan de cada día, en nuestro triste y reciente devenir. ¿Cuál es esa nueva realidad?

Hay que rehacer todo: "es más fácil tumbar la casa que repararla". No es cuestión de unos paños calientes. Se requiere una reorientación total con rumbo fijo y productivo de la actividad del Estado en circunstancias verdaderamente delicadas. Tengamos en cuenta que llevamos la mitad de una generación en proceso de retroceso verdadero, período durante el cual hemos destruido todo lo que habíamos logrado. Es comenzar de nuevo cuando las circunstancias lo permitan, pero en gran desventaja, tanto en nuestra realidad palpable como en la relativa para con el resto del mundo del cual nos hemos ido separando aceleradamente.

Nuestra suerte ahora depende exclusivamente del petróleo que aún tenemos, pero para cuyo desarrollo en función de nuestras enormes necesidades creadas por la indolencia y la impericia, se requerirá un enfoque muy distinto si queremos reponernos de nuestro retroceso real y relativo, ya que el resto del mundo ha estado corriendo mientras nosotros hemos retrocedido al correr en dirección contraria. Tenemos que aceptar (si como dicen los historiadores, la historia nos sirve para no repetir los errores) que el camino tiene que ser a través de la explotación petrolera por parte del capital privado, rescatando por necesidad lo poco que queda de las ruinas de Pdvsa, después de setenta y tantos años de decirle a la gente que nuestro petróleo debe manejarlo el Estado, y aunque debamos, de la noche a la mañana, decirle a la gente que nos hemos equivocado y que no lo hemos sabido manejar en función del Desarrollo Humano de nuestra gente, sin el cual no podremos lograr el verdadero desarrollo como país.

odoardolp@gmail.com

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