domingo, 3 de agosto de 2014

¿Y el nuevo presidente?

Las sociedades más desarrolladas que la nuestra aprendieron que el populismo no es la base para el desarrollo; solo es la base para poder mantener el poder en sociedades truncadas y pobres y hacerlas más pobres. Hasta ahora el objetivo de nuestros líderes políticos ha sido llegar al poder sin que sus acciones, una vez en el poder, hayan resultado en progreso continuado para una sociedad que, por el contrario, ha sufrido las consecuencias de cambios políticos que han conducido a una mayor pobreza y a una calidad de vida cada día más deteriorada; todo producto de la falta de identificación de la sociedad con un objetivo común basado en el desarrollo.

Tradicionalmente las campañas electorales de los candidatos se han basado en convencer a la gente, al electorado, en base a promesas, de que: Ahora sí es verdad que puedes confiar en que conmigo y mi gobierno tendrás lo que necesitas y a lo que tienes derecho. Dame tu voto que yo te garantizo la oferta sin limitaciones. No te exijo nada: dame el voto.

Algo ha cambiado, sin embargo. Hoy hay candidatos que tienen experiencia exitosa de gestión y que pueden decir: Yo he hecho y aquí están mis resultados; sé cómo hacer las cosas y no solo qué se debe hacer. Y terminaremos esta vez con un candidato de la unidad, en elecciones primarias, producto de la voluntad que exprese y represente la mayoría, tomando en cuenta el éxito de esa gestión presentado y comunicado por el vendedor. Y, quién sabe, a lo mejor nos puede tocar un presidente democráticamente electo por primera vez quien, también por primera vez, tome en cuenta a la gente y que elabore planes y soluciones basados en información determinada por y para con la gente.

Pero esas necesidades hay que determinarlas con los pies sobre la tierra, sin adivinarlas o pensando que todo sirve para todo el mundo o que hay áreas ya preestablecidas sobre las cuales no hay duda. Ese nuevo presidente, experimentado, electo por primera vez, tendrá que abocarse a determinar esas necesidades por y para con la gente, para elaborar planes a largo plazo que atiendan verdaderamente al Desarrollo Humano. Esos planes deberán ser elaborados en forma coordinada y tomando en cuenta e incorporando a todos los sectores de la sociedad en las diversas escalas de la geografía, en cuanto a su cuota parte de responsabilidad, incluyendo a la gente que será objeto de las acciones, y permitiéndoles y exigiéndoles su participación e involucramiento en los programas que se elaboren de esta manera.

Es necesario fijar las prioridades. Un Estado tan supuestamente rico y poderoso como el nuestro, habiendo recibido y pensando que recibirá inmensas cantidades de ingresos, no ha comprobado que esté ni estará en capacidad de atender satisfactoriamente a todas las necesidades que pueda detectar por y para con la gente. Es la gente quien tiene que fijar sus prioridades, para que las acciones respondan a sus necesidades más sentidas y así se pueda lograr un mejor y mayor grado de satisfacción. Y al permitirles y exigirles su participación, podrán entender que ellos también tienen que convertirse en factores activos de su propio desarrollo y no continuar siendo elementos pasivos dependientes de un Estado aparentemente todopoderoso, que no ha sido capaz de atender en forma ordenada a sus necesidades. Se necesitan nuevos paradigmas que sean la base de nuestro Desarrollo Humano.


No hay comentarios:

Publicar un comentario